Óscar Gilsanz no será el entrenador del primer equipo del Deportivo para la temporada 2025-26. Así lo tiene decidido ya el club blanquiazul, que en los últimos días se ha reunido con el técnico de Betanzos para hacer balance y comunicarle el cambio de rumbo al frente del banquillo. Falta únicamente el anuncio oficial, pero el relevo al frente del primer equipo ya es un hecho. No está descartado que continúe en la entidad herculina desempeñando otras funciones, aunque su primera intención es seguir entrenando y ya explora diferentes alternativas después de su buen año.
De este modo, Gilsanz tendrá que dejar el banquillo de Riazor después de ascender desde el Fabril como solución de emergencia para sustituir a Imanol Idiakez, destituido en la temporada recientemente finalizada después de 12 jornadas en las que el Dépor consiguió 10 puntos. La entidad inició entonces un casting para elegir al sustituto del entrenador que había conseguido el ascenso a Segunda tan solo unos meses antes. Un proceso de elección que se alargó tanto que acabó con Gilsanz no solo teniendo que dirigir los entrenamientos durante toda la semana, sino también viajando a Cartagena para sentarse en el banquillo del Cartagonova.
Aquella incontestable victoria por 1-5, con la que el Deportivo además salió del descenso, provocó un cambio de visión en las altas esferas del club, que decidieron eliminar el cartel de 'interino' a Gilsanz y otorgarle la confianza anunciando su continuidad hasta el cierre de este curso. "El domingo tuvimos una conversación y el lunes una propuesta formal. No tardé ni cinco segundos en decirle que sí, que afrontaba esta situación con toda la ilusión y con todas las ganas del mundo", reconocía Óscar en la rueda de prensa con la que el club le presentaba oficialmente como su técnico.
"Será el entrenador del Dépor hasta final de temporada", informó en su escrito público la entidad, que no amplió el contrato que le unía al técnico y vencía este 30 de junio. Tampoco se le incluyó cláusula alguna de renovación automática por objetivos. Un síntoma de que la apuesta era tan obvia y necesaria como poco llena de convicción.
Finalmente, esa escasa convicción ha salido a relucir. Porque el hecho de salir de los puestos de descenso a las primeras de cambio e ir escalando hasta conseguir la permanencia matemática con cuatro jornadas de antelación -y la tranquilidad virtual mucho antes- no han sido suficientes méritos para que Óscar Gilsanz se ganase la confianza de las altas esferas deportivistas, que llevan meses sondeando el mercado de entrenadores tratando de encontrar un reemplazo para el de Betanzos.
"Por supuesto que estamos contentos con Óscar Gilsanz pero no es momento de hablar de futuro", explicó el director de fútbol, Fernando Soriano, en su última comparecencia pública, el 13 de abril, tras el encuentro del Deportivo en Anduva ante el Mirandés. En aquel momento, con todavía siete puntos en juego pero la permanencia virtualmente en la mano, el responsable del área deportiva apelaba a "conseguir el primer objetivo contra el Tenerife" como paso previo a lograr "luego otros objetivos bonitos por los que luchar".
No amarró el triunfo el Dépor contra el cuadro canario y debió esperar dos jornadas más para confirmar de manera literal su permanencia en la categoría. Lo hizo después de golear al Albacete (5-1), una victoria tras la que el club publicó en los videomarcadores el mensaje de "primer objetivo conseguido". Si era el primero significaba que había más. Pero ni el de la permanencia ni los otros fueron nunca sin ambages de puertas para fuera.
El triunfo colocaba al Deportivo con 53 puntos y le reafirmaba además como el cuarto mejor equipo de la segunda vuelta. El playoff de ascenso parecía ya una quimera, a nueve puntos y con 12 por disputarse. Y a las primeras de cambio, el equipo dijo adiós. Perdió en Gijón y tras esa derrota llegaron tres más para cerrar la temporada de la peor manera posible, goleada incluida en el último encuentro contra el Elche. De este modo, el Dépor acabó el curso como decimoquinto clasificado, en compañía de todos los recién ascendidos. Mientras, en esa segunda mitad de temporada que apuntaba a ser más que notable, acabó bajando del citado cuarto puesto a un decimosegundo parcial.
"Era un año de buscar estabilizar el proyecto, un proyecto que necesita bases sólidas. A pesar de este último mes, la temporada fue buena. Hasta la jornada 38 competimos muy bien y fuimos capaces de tener una racha de resultados y un ritmo de puntuación muy alto. Es cierto que una vez conseguidos esos 53 puntos el equipo no estuvo a la altura en este último mes", resumía el técnico en su última rueda de prensa de la temporada, tras el Deportivo 0-4 Elche.
"Era un situación muy delicada, en puestos de descenso", recordó acerca del momento en el que ascendió al primer equipo, a finales de octubre. "Se apostó para ver si éramos capaces de darle continuidad a un buen trabajo y reconducir algunas otras cosas que veíamos. El equipo tuvo momentos muy buenos, otros no tan buenos. Hay que hacer una valoración global y mi valoración global a cómo soy yo, a cómo encaré esta encomienda del Club, es que estoy muy contento", finalizaba.
Su valoración, sin embargo, no parece coincidir tanto con la de los responsables del proyecto de la entidad, que han esperado a tener encarrilado a su sustituto en el banco antes de comunicarle a Gilsanz su no continuidad y elevar la decisión a la esfera de lo público. Todo pese a que el club se quedó sin objetivos reales hace casi cinco semanas.
"El club está muy contento con el trabajo de Óscar y el rendimiento numérico que ha logrado, pero también existen otros factores que hay que evaluar. Ahora mismo no queremos despistarnos ni con él, ni con nadie. Hay que cumplir un objetivo y ojalá quede otro más todavía, eso será que nos hemos acercado lo suficiente. Si en algún momento nos quedamos sin objetivos, será el momento de empezar a pensar en el año que viene", explicaba Soriano en una entrevista publicada en AS el 26 de abril, días antes del triunfo contra el Albacete. Sus palabras dejaban entrever que el bagaje de Óscar en cuanto a números no iba a ser suficiente, como así ha sucedido.
Gilsanz dejará, de este modo, los banquillos del Deportivo después de un exitoso inicio en el Juvenil A, con el que logró la Copa de Campeones y la clasificación para la Youth League; tres cursos con el Fabril en los que alcanzó un playoff, un ascenso a Segunda RFEF y una permanencia y una última temporada a caballo entre el filial y el primer equipo, al que logró salvar con holgura en su regreso al fútbol profesional cuatro años después. Previamente, estuvo vinculado a la entidad por medio del Laracha, club conveniado con el Dépor.