Aunque los estamos pudiendo ver menos (porque por desgracia los Juegos paralímpicos tienen mucha menos cobertura) la delegación española continúa dando alegrías en Tokio.
Una que nos tocó de cerca fue el oro de la gallega Sandra Rodríguez, en triatlón, un sueño que guardaba desde aquella decepción en Pekin 2008, donde a pesar de lograr la mínima había seis plazas para siete candidatos y se quedó fuera.
Del atletismo se pasó al triatlón y cumplió su sueño olímpico en Río, con un diploma, pero quería más. A Tokio ya avisó que venía a por una medalla de la mano de su nueva guía Sara Loehr. La puesta en escena no pudo ser mejor, con una carrera perfecta y una ventaja de casi cuatro minutos con respecto a la dupla italiana.
Pero la historia de Sandra, que puede conseguir una nueva presea esta madrugada en el 1.500 y fue hace poco portada de la revista Time no se queda ahí. Y es que, en la fase más dura de la pandemia, no dudo, al ser además de deportista de élite, médica, en ayudar en el Hospital Clínico de Santiago de Compostela.
El oro en Tokio es un sueño hecho realidad después de aquel sueño no cumplido en Pekín, que puede redondear esta madrugada, pero que no hace que deje de tener los pies en el suelo. Y es que Sandra seguirá compaginando los estudios, el deporte, su vida diaria en Vigo y un trabajo en Santiago.