Muchos han sido los deportistas o técnicos de nuestra comunidad autónoma que han tenido que emigrar para ver reconocida su valía en las diferentes disciplinas que ejercían su labor profesional.
No quiero que este escrito sea un listado interminable de nombres, pero, por citar sólo unos pocos –entre otros muchos–, recordaré a Luis Suárez, Amancio Amaro, Fernando Romay o Vero Boquete... que han visto como su brillante trayectoria se ha desarrollado en gran medida fuera de nuestras fronteras. Otros tuvieron el privilegio de triunfar sin moverse de Galicia, como Fran, pero estos casos, para nuestra amargura, han sido unas raras excepciones.
En la presente temporada, lo descrito ha vuelto a suceder, esta vez en un banquillo de fútbol sala con la persona de Diego Ríos. El entrenador lucense, tras mostrar con anterioridad su enorme capacidad primero en el Azkar Lugo y más tarde en O Parrulo Ferrol, ha logrado llevar al Levante a la final del campeonato de Liga de la Primera División, con el premio añadido de clasificarlo para la próxima edición de la UEFA Champions League de Fútbol Sala.
Uno, admirado por los éxitos obtenidos por estos deportistas y técnicos, no deja de lamentarse de que estos logros los consigan después de haber cogido una maleta, lo que hace dudar si Galicia está preparada para tener (más) equipos en las categorías de élite estatales. Pero quizá esté equivocado y por estos lares primen otras prioridades en vez de hacer realidad la conocida expresión ‘Galicia Calidade’.
