El Cerceda no fue capaz de puntuar en su estreno en Segunda División B ante el Navalcarnero madrileño. El solitario gol de Joaquín, al transformar un penalti en el minuto 11, le dio los tres puntos a un rival con oficio.
Trató de hacerse con el control el Cerceda en el primer tiempo, pero la falta de entrenamientos de todos los jugadores de la actual plantilla le pasó factura. Dos futbolistas que no habían disputado ni un minuto en la Copa Diputación como Kike Pérez y Dani Ponce fueron titulares.
En la primera mitad apenas hubo ocasiones, pero el conjunto madrileño no entró mal al partido. Una de las primeras llegadas al área desembocó en el único gol del encuentro, que llegó desde los once metros. La acción nació de un forcejeo entre Soto y Joaquín, el futbolista más destacado e importante del Navalcarnero. El castellano-leonés Pérez Fernández entendió que hubo derribo del defensa local y señaló penalti. Desde allí, el propio Joaquín se encargó de ejecutarlo colocando el balón a la derecha de Magu.
El 0-1 le dio confianza a un Navalcarnero que supo jugar en todo momento con el resultado. El cuadro madrileño generó una nueva ocasión a balón parado y con Joaquín como protagonista. Un saque de esquina terminó con el remato franco del ’10’ visitante en el área pequeña. Un defensa cercedense consiguió desviar el balón bajo palos.
La única opción clara del Cerceda en el primer período fue la más importante del encuentro. Luariz se metió y en el área y, con poco ángulo y algo forzado, soltó un chut a las manos del portero. Faltaban tres para el descanso cuando el equipo de Tito Ramallo generó una ocasión para igualar la contienda.
Las sensaciones del Cerceda mejoraron con el transcurso del partido y, en la segunda mitad, tuvo el dominio a través de la posesión de balón pero el conjunto visitante, bien replegado, consiguió neutralizar los ataques posicionales de la escuadra rojiblanca.
El primer partido del Cerceda en Segunda B estuvo marcado por las altas temperaturas que se registraron en la tarde del sábado y por una pobre respuesta de la afición local. Unas 300 personas asistieron a un día histórico para el club cercedense. Calor en el césped, frío en la grada.
Antes del partido, tal y como acordaron la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y la Federación Gallega de Fútbol (FGF), el árbitro ordenó un minuto de silencio en memoria de las víctimas del atentado terrorista que sufrió Barcelona el pasado jueves. El respeto de los dos equipos en los prolegómenos contrastó con la dureza vivida durante el partido.