A falta de tres partidos para finalizar la competición, asombran las diferencias que hay entre los equipos que aspiran a jugar en Europa y el pequeño grupo que tratan de salvar la categoría. Más de sesenta puntos separan al primero y al último clasificado, una diferencia a todas luces impropia de una competición que aspira a ser la mejor Liga del mundo.
Clubes como el Osasuna que estén a punto de rematar la temporada con tres exiguas victorias, al Granada con cuatro o al Sporting con cinco; no habla bien de la capacidad de estos equipos para disputar con oficio la máxima categoría.
Seguramente responde a la diferencia de presupuestos, a las dificultades para salir de la crisis financiera de los clubes más modestos pero poco o nada aportan a la competición.
No sería una mala cosa replantearse el sistema, algo que introduciría más competencia y equilibrio
El actual sistema de competición ofrece seis puestos para participar en competiciones europeas y tres plazas que conducen al descenso. Por la parte alta de la tabla han competido hasta doce equipos este año, para seis plazas. Por la parte baja apenas cinco clubes pelean por salvar la categoría.
No sería una mala cosa replantearse el sistema de competición para aligerar la Liga a 16 conjuntos, una circunstancia que introduciría más competencia y equilibrio. Reduciría la carga de partidos a quienes estén inmersos en Champions y Europa League además de convertirse en una competición más exigente.
Para rematar el panorama, se crearía una segunda división dividida en dos grupos de 16 en la que pelearían por el ascenso.
Este diseño aligeraría el calendario, cuestión que beneficiaría a la selección y a los clubes españoles que disputan los títulos europeos.
Independientemente que perjudicaría a los equipos con menos recursos, si es cierto que convertiría la competición en una Liga más igualada, más competitiva y más atractiva para el espectador.