El encuentro del domingo ante el Eibar es una prueba para todos los que componen el Deportivo, desde el entrenador al último de los jugadores que salgan al terreno de juego. Si Ipurua ha sido un campo complicado en las últimas temporadas, más lo será ahora que el equipo armero no atraviesa sus mejores momentos y necesita ganar para salir del descenso.
El Depor se mide a una escuadra de las más intensas del campeonato, precisamente lo que no muestra el equipo de Mel durante los noventa minutos, solo a rachas, aunque es de justicia decir que ha habido una ligera mejoría en la forma de encarar los partidos del ‘glorioso’.
Pero ‘ligera’. Conviene cargar la tinta en el matiz. El equipo ganó ante el Getafe en el mejor partido de la temporada, pero en un encuentro flojo, en general, que dista mucho de lo que, sobre el papel, pueden hacer los jugadores que componen la plantilla deportivista.
Y gran parte de la afición entiende que con eso no basta, que puede servir ante determinados equipos y en Riazor, pero no en otros campos donde el rival de turno te va a acosar desde el primer al último minuto.
La lectura más positiva de lo que llevamos de temporada es que contra los equipos ‘de nuestra liga’ se ha ido arañando y ganando, pues el casillero herculino está adornado por sendas victorias ante Getafe y Alavés y un empate en el campo del Levante.
Por eso entiende un sector del deportivismo que el choque frente al cuadro eibarrés va a marcar el crecimiento del equipo en todos los aspectos. Competitivo, de juego y de plantilla, al no disponer de efectivos muy importantes como Lucas o Adrián. Es un examen global de la primera evaluación.