El entrenador deportivista Fernando Vázquez decidió cambiar su defensa tradicional de cinco hombres por un sistema más ofensivo, con el que el equipo se sintió cómodo en la segunda parte ante el Oviedo.
Sin embargo las cosas se torcieron muy pronto, habida cuenta de que a los 30 segundos de encuentro los rayistas se adelantaron con un tanto de Juan Villar que dejó al desnudo las carencias blanquiazules. De poco sirvieron las rotaciones efectuadas por el míster.
El Depor era un manojo de nervios, con demasiada precipitación, y Trejo amenazó con una llegada clara pero sería tras otro error garrafal en la retaguardia —cesión de Mollejo con el pecho— cuando en el minuto 21 los franjirrojos colocaban un 0-2 letal en el marcador de un desangelado Riazor.
El equipo tenía mucho miedo, con 50 goles en contra a esas alturas de campeonato.
En la segunda parte, el triple cambio de Christian, Vallejo y Çolak le dio otro aire al equipo; Santos mete al equipo en el partido en el 49’ y justo a continuación Mollejo logra resarcirse de su error con el 2-2 en el minuto 52.
El Deportivo, comandado por Çolak, encuentra su sitio en el campo, con mayor posesión y verticalidad.
En los minutos finales fue una ruleta rusa que pudo decantarse para cualquier equipo; primero con un penalti a favor del Depor y luego con la compensación del 3-3. Un punto es poco. A perro flaco... l