“¡Cabo, cómprame el DXT!”
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“¡Cabo, cómprame el DXT!”


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Allá a finales del año 95 el RC Deportivo ya hacía tiempo que había dejado de ser una revelación. En la 92-93 empezó el Superdépor, al año siguiente nos quedamos a 11 metros del título y al siguiente repetimos subcampeonato liguero, ganamos la Copa y unos meses después la Supercopa pasando por encima del Real Madrid. Sin embargo, los deportivistas estábamos huérfanos de información en los diarios deportivos nacionales. Tanto para los madrileños como para los catalanes solo existía el Madrid, el Barça, el Atleti y un poco el Español en los diarios catalanes. El Depor ya no era para ellos un equipo modesto. Ahora más bien era un equipo “molesto”. Y la información que se daba no era nada del otro mundo. La misma que cualquier otro equipo de Primera. De hecho, ya ni en la Liga Fantástica del Marca nos puntuaban bien a los jugadores. Daba igual lo que hubiese hecho Bebeto ese domingo. Si Laudrup, Zamorano, Stoichkov o cualquier otro había hecho un buen partido ya parecía que los demás no existían.

Y nació el DXT. Hoy hace 25 años y un día. Por fin teníamos información diaria de nuestro club más allá de lo que publicaban los diarios locales de información general. Ya sabíamos cómo iba Martín Vázquez de su lesión, de si Radchenko decía que iban a llegar sus goles, de si Bebeto se iría a final de temporada y, por supuesto,  del 3-0 que le metimos al Madrid dos días después de nacer este diario. Daba gusto leer una crónica escrita por gente de aquí.

Un año después, un servidor -que ya tiene una edad- empezó su servicio militar en el Acuartelamiento de Atocha y fue entonces cuando el DXT se convirtió en mi compañero inseparable en aquellas noches de las guardias que tuve que realizar. Recuerdo leer el periódico una y mil veces al día siguiente de un partido de Copa contra el Sevilla que vino a Riazor con Bebeto en sus filas. Un partido en el que marcó Renaldo, por cierto. Y también recuerdo leer la crónica del partido que perdimos en el Bernabeu por 3-2 haciendo otra guardia. Al día siguiente, al acabar la guardia, me cambiaba de ropa, me vestía de paisano (tenía pase de paisano) y cuando salía del cuartel de Atocha camino de Capitanía, donde tenía mi destino, no era raro que algún compañero que entraba de guardia me soltase eso de “cabo, ¿vas para Capitanía?”. “Sí, claro”, respondí. “Pues cómprame el DXT, anda”. Y nada, que me iba a un quiosco que había en la Plaza de España y se lo traía, que en la mili éramos todos muy compañeros. A veces había alguno que soltaba eso de “oye, y qué hago con el DXT de ayer, ¿lo tiro?” “¡Ni de coña!” le respondía otro. Y es que 24 horas daban para mucha lectura. Daba igual que fuera el del día anterior.

Pues han pasado ya 25 años. Y estoy seguro que los fundadores de este diario no se imaginaban que en este tiempo iban a pasar tantas cosas futbolísticas. En sus portadas han contado desde lo más alto cuando ganamos la Liga (aún conservo esa portada) hasta caer en el pozo en el que estamos ahora. Y por en medio victorias históricas, más títulos, derrotas, descensos, ascensos, más descensos y hasta dos diarios deportivos locales más que coexistieron con el DXT y que ya no existen. Tampoco imaginaba este servidor que en ese periódico que tanto le acompañó en las guardias de la mili iba a tener una columna semanal unos cuantos años después. Todo un honor, de verdad.

El DXT, nuestro periódico. Toda una proeza el que haya llegado hasta aquí. Muchas felicidades a los que lo hacéis posible.

“¡Cabo, cómprame el DXT!”

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