Me traslada mi entorno que suelo pecar de pesimismo cuando analizo la trayectoria del Deportivo. Que hay que dar tiempo al tiempo, que las buenas recetas necesitan hacerse a fuego lento.

La verdad es que no le encuentro mucho paralelismo entre la cocina y el césped, pero ya se sabe que siempre es necesario escuchar y respetar las opiniones de los demás, siempre que estas sean con transmisión positiva.

Pero uno, que es muy cabezota, tiene marcada una línea de opinión y es consecuente con ella. Por ello, por mucho que le doy vueltas al recorrido deportivista en el último ciclo, el análisis es ampliamente decepcionante.

No es la primera vez que toco el tema. Han pasado presidentes, directores deportivos, entrenadores de todas las formas y pensamientos… Nadie dio con la tecla de enderezar la cuestión. En momentos determinados parecía que la inercia se tornaba positivamente, pero todo fue una falsa expectativa. Siempre se retornaba a la decepción.

Abriendo puntos de referencia, pongo sobre el tapete las características de los jugadores que se incorporan. ¿Son realmente los que necesita el equipo para poder estabilizarse en sus aspiraciones? Con la vista puesta en el pasado y en el presente, ¿se acertó en esta dicotomía?

Lo pasado, pasado está, pero de ello se deben sacar conclusiones y respuestas.

Ciñéndome a la presente temporada y nunca poniendo en duda su capacidad profesional y técnica, ¿Son Miku, Beauvue, Borges, Rui Costa o Lara, los jugadores idóneos para afrontar una durísima Segunda División B?

 Ya se sabe que en el fútbol todo es relativo y toda opinión puede saltar por los aires, cambiar de la noche a la mañana. Pero las dudas me asaltan y así dejo constancia. Si el final me quita la razón, lo celebraré a lo grande en la soledad de la pandemia, ojalá así sea.

Cambio de tercio. Después de escuchar una entrevista que un medio de comunicación gallego le realizó al presidente de la Xunta, nuevamente queda claro que el deporte sigue siendo tratado como un efecto secundario. El que seleccionó las preguntas, muy libremente por supuesto, así lo debió de entender.

Una pena que nuestro presidente, no tuviera oportunidad de debatir sobre el apoyo que recibe el deporte gallego, desde el poder establecido. Está muy bien vender el producto político: “El deporte es escuela de tolerancia y convivencia”, pero detrás de todo eso hay un gran colectivo, que necesita ayuda imperiosa para no tener que tirar la toalla.  Rescato mi frase favorita para responder a tal actuación: “Hay que entregarse a la acción” (Alfonso Ribera). Nuestros dirigentes deportivos no lo hacen y así nos va.  

Una última súplica, no olviden leer las distintas pautas que nos imponen, para hacerle frente a esta terrible pandemia que padecemos y después  ejecutarlas. Puede que no sea nada fácil interpretarlas, pero si no colaboramos todos, será mucho más difícil. No queda otra.

Como siempre un placer.