En el Depor, como en todos los equipos, es época de balances cuando acaba la primera vuelta. Todos coincidimos en que el equipo merecía tener algún puntillo más (25 para no exagerar mucho) pero en algunas ocasiones la mala suerte y en otras las decisiones arbitrales lo impidieron, así que ahí estamos con 19 (seis sobre el descenso) y con la sensación de que el margen de mejora del plantel es importante, una vez que Garitano recupere efectivos y pueda sacar partido a los refuerzos.
Pero también se hace balance de la gestión de Tino Fernández y de sus consejeros, ya que han cumplido el ciclo de tres años al frente de la entidad herculina, el equipo más laureado de Galicia. Es evidente que el presidente es el cabeza visible del consejo de administración, pero los que seguimos el día a día del Depor sabemos que el trabajo de quienes lo acompañan en el consejo es digno de alabar.
Este consejo tomó las riendas del club en un momento tremendamente complicado. Unos primeros meses difíciles y afrontando situaciones tan crudas como el vil asesinato de un aficionado en Madrid. Hubo decisiones controvertidas y muy protestadas por el deportivismo, la prudencia inicial de Tino Fernández y los suyos les pasó una dura factura. Hoy, tres años después, el consejo aprendió el `oficio' de la forma más cruel posible. Le dieron la vuelta a la tortilla, jamás el Depor fue tan abierto a sus abonados y accionistas. Un triunfo. El camino.