El deseo de Lucas Pérez se cumplió. Su anhelo, el del presidente Tino Fernández y del club en general, y el de muchos de los aficionados deportivistas. El hijo pródigo regresa a casa tras un año complicado en el Arsenal. Lo hace con la vista puesta en ayudar al club blanquiazul a lograr la salvación lo antes posible y, también, en busca de una llamada de Julen Lopetegui para el Mundial de Rusia 2018.
Cierra con su llegada un tridente atacante con Adrián López y Florin Andone. Algunos apuntaban como un contratiempo el hecho de que Pepe Mel tenga que decidirse por un sistema con uno o dos puntas. Bendito problema tener alternativas ofensivas. Dos jugadores con hambre de gol que se van a complementar en el campo y que, seguramente, serán compañeros en los próximos onces del Deportivo.
El recibimiento de Lucas en Alvedro demostró las ganas que tenía el deportivisimo de celebrar algo. Es verdad que ya no se va a esperar al equipo que llega con títulos o copas, pero es que el presente del club es ahora otro. Desde su milagrosa supervivencia, el Deportivo trabaja por terminar de curar sus heridas y continuar en Primera División como garante de su subsistencia.
Las alegrías de ahora no son menores que las de antes y esta cesión por un año sin opción de compra puede valer una salvación. De entrada ya ha insuflado de optimismo los pulmones blanquiazules. La ilusión está, en ocasiones, muy subestimada. Uno se refiere mucho a la fe o a la voluntad, que mueven montañas, pero el sentimiento que ha despertado en la mayoría de la hinchada el regreso de Lucas es notorio. Una ola de positivismo que esperemos que llegue al equipo y a la plantilla y que trascienda en el campo.
El Deportivo y su afición merecen sonreír este curso, tras muchas campañas de penuria. Mimbres hay para una temporada más tranquila, ahora el patrón del barco tiene que hacer que toda su tripulación esté implicada para llevar al equipo a buen puerto. Y aunque los brazaletes de capitán ya estén asignados, Lucas seguramente acabará por ejercer como tal. Su carisma y su garra le hacen falta a un equipo que ha comenzado dubitativo, pero que con la llegada del de Monelos ya ha dado un salto de calidad. Esperemos que se refleje en el verde.