Poco a poco, y gracias al hueco que la prensa deportiva le va haciendo, el fútbol femenino está cobrando cierto protagonismo en el mundo del balompié. Pero en los últimos días, un resultado ha provocado una disparidad de criterios sobre el desequilibrio existente entre unas plantillas y otras, dentro de la misma categoría de Primera.
El 10-1 que el Barça le endosó a la Real Sociedad en la final de la Supercopa ha sido tremendamente llamativo. Inmediatamente, declaraciones de un lado y otro se apresuraron a calificar de bueno o malo ese resultado, y también hubo polémica sobre si ese 10-1 beneficiaba o perjudicaba al propio fútbol femenino.
No siendo comparable con este resultado, a los pocos días se produjo un 7-2 en los octavos de final de la Copa de la Reina, resultado que también nos llamó la atención quizá porque nos quedaba cerca, ya que fue el Deportivo el que hizo ‘un siete’ al Valencia. Aquí ya no se habló de diferencia de potencial entre unos y otros, sino de mayor acierto ante la portería contraria. Lo que sí destacó es que casi ocho mil espectadores se dieran cita en Riazor una tarde-noche en la que tal vez apetecía más quedarse en casa.
He de confesar que ignoraba qué equipos se clasificaron para los cuartos de final de la competición copera. La chuleta me dice que, además del Deportivo, figuran otros como el Logroño, el Tacón madrileño, el Athletic de Bilbao, el Sevilla, el Barcelona, el Madrid y el Betis. Ninguno quiere al equipo azulgrana, por aquello de las goleadas.
Lo que es innegable es que lo mismo que las mujeres de España se han hecho un hueco en el mundo del deporte, también tienen derecho a hacerlo en el fútbol. Por ejemplo, el baloncesto y el balonmano de chicas son dos ejemplos claros de superación y de rendimiento extraordinario, y encima con una gran cosecha de resultados y medallas en las más altas competiciones. Qué vamos a decir del tenis, donde ya hemos comentado en alguna ocasión que hay muchos partidos femeninos que son más interesantes y atrayentes que los de sus colegas masculinos. Particularmente, sigo quizá con más atención la WTA que la ATP, entre otras cosas porque la competitividad es más alta y la capacidad de sorpresa en los resultados mantiene un interés mayor.
Pero cerremos con lo que hemos empezado: no sabemos si estas goleadas en el fútbol femenino serán buenas o malas para su promoción. Lo que sí es cierto es que con toda seguridad van a invitar a que los clubes puedan invertir algo más de dinero para temporadas venideras.