Messi tiene categoría divina o de extraterrestre. Es el mejor futbolista del milenio y, para algunos, de la historia, pero respira y padece como un ser humano cualquiera. Minuto 62, empate en el marcador y penalti a favor de Argentina. El ‘10’ tomó aire y carrerilla, el disparo salió templado y a media altura, ideal para un portero. Halldorsson se estiró y despejó. Fue la parada de su vida, la de todo un país. En Islandia se ha ganado un lugar en el altar de los dioses vikingos.
“Estudié muchos penaltis de Messi. Intenté entrar en su cabeza, tenía un pensamiento de que podía ir por ahí”, reconoció Halldorsson, nombrado mejor jugador del partido. Un partido que siembra todavía más dudas sobre Argentina. La Albiceleste dominó la pelota un 73% del tiempo, pero no le dio la profundidad ni la velocidad necesarias para superar a Islandia, orden y corazón, mucho corazón.
Sampaoli no arriesgó. Salió con un doble pivote formado por Mascherano y Biglia, un mediocampo sin materia gris. Craso error ante un rival que se parapetó en su campo con dos líneas de cuatro muy juntas a la espera de un error para salir rápido al contragolpe.
El gol inicial de Argentina llegó tras un disparo lejano de Rojo. Agüero lo interceptó en el área, se revolvió y enganchó un trallazo arriba, imparable para Halldorsson. La euforia albiceleste duró poco y, tras un fallido despeje de Caballero, Finnbogason empujó a la red.
Mejoró Argentina con la entrada de Banega, pero se estrelló una y otra vez contra el muro islandés, hasta en el penalti de Messi. Mucho tendrá que mejorar el bicampeón si quiere volver a levantar la copa dorada y coronar al ‘10’ en el Olimpo.