EL Celta complica su objetivo de lograr un puesto en la Liga Europa de la próxima temporada después de empatar sin goles en Balaídos ante el Málaga, un colista que se aleja mucho de la salvación, en un decepcionante partido que únicamente se avivó con ocasiones en la media hora final.
Balaídos presenció una primera parte huérfana, desprovista de fútbol: poco ritmo, ningún desborde por banda, apenas dos lanzamientos a portería. Ese desamparo futbolístico acompañó a los dos equipos hasta el descanso. Se repartieron la posesión de la pelota. Pero sin entusiasmo en su juego.
El Celta, que tuvo la baja de última hora del portero Rubén por una lesión en un tendón de Aquiles durante el calentamiento, no tuvo brillo en la zona de creación, aislada del trío de ataque Sisto-Aspas-Maxi. Solo una vez tiró a portería el conjunto gallego. Fue en el minuto 35, con un lanzamiento desviado de Sisto.
Poco peligro
Poco más ofreció el Málaga. Solo un tiro peligroso, un disparo raso de Chory Castro cerca del descanso, aunque mediada la primera mitad había tenido algún momento de empuje que se concretó en un par de saques de esquina que inquietaron algo a Sergio.
El tormento del primer tiempo continuó hasta mediada la segunda mitad, cuando, con un ritmo de ida y de vuelta, se abrió el encuentro. El Málaga se aproximó a la portería gallega con una falta lateral que cabeceó Miguel Torres; el Celta aprovechó un error defensivo del conjunto andaluz para montar un contragolpe en el que Tucu Hernández se asoció con Maxi Gómez, que no tuvo rematador para un centro que colocó en el área pequeña.
Esa ocasión espabiló al Celta. Se apoderó de la última media hora del partido, movió la pelota con más rapidez y apareció Iago Aspas, alterado, revolucionario. Tuvo dos grandes ocasiones, en la dos se estrelló contra Roberto, especialmente la primera con un tiro potente al que respondió con una gran estirada el portero.
El Málaga sobrevivió a los errores de finalización del Celta. Pero también tuvo su oportunidad para ganar, en el minuto noventa, con un centro de Koke que Lestienne mandó al poste, una jugada que cerró el partido y enfadó a los aficionados de Balaídos.