El Valencia recuperó su mejor versión para derrotar al Barça y poner fin a una sequía de trece años sin ganar en Mestalla al cuadro catalán, que podría perder el liderato esta jornada en favor del Real Madrid.
A pesar de no contar con su capitán, Dani Parejo, y tras la mala imagen ofrecida en la Supercopa y la pasada jornada ante el Mallorca, el Valencia volvió a ser ese equipo aguerrido, solidario y con pegada. Firmó un partido excepcional en defensa y en ataque el uruguayo Maxi Gómez se erigió en el estilete que desangró al Barcelona.
El arranque del cuadro azulgrana fue un monólogo, con posesiones tan eternas como estériles. El Valencia iba detrás del balón con dos líneas de cuatro muy juntas que no dejaron resquicio alguno por donde filtrar un pase.
Los de Albert Celades esperaban con paciencia su oportunidad y ésta llegó a los diez minutos, tras una acción personal de Gayà que fue derribado por Piqué. La grada pidió la roja y penalti, pero Gil Manzano solo concedió la pena máxima y amarilla. Ante la ausencia de Parejo, Maxi Gómez tomó la responsabilidad del lanzamiento, pero Ter Stegen lo detuvo y comenzó su particular exhibición.
Y es que el meta alemán se erigió en el gran protagonista de su equipo en la primera mitad. El Valencia llegaba poco, pero con mucha claridad. Tras el penalti, el meta alemán evitó un gol en propia puerta de Piqué y posteriormente, con la ayuda del travesaño, de nuevo negó el gol a Maxi Gómez primero, y en un segundo remate a Gameiro.
Ante un Barcelona sin ideas ni profundidad, el Valencia cada vez iba a más.
En la reanudación, un disparo de Maxi Gómez acabó en gol tras tocar en Jordi Alba.
El tanto valencianista espoleó al Barcelona, mejorado tras la entrada de Arturo Vidal, que puso cerco a la portería de Doménech.
Pero el Valencia golpeó de nuevo con Maxi Gómez.