Toda una lección de pizarra a cargo del vitoriano para mentalizar a su conjunto acerca del peligro del actual líder de la categoría, un Málaga que se caracteriza por su rigor defensivo y eficacia atacante.
En una jornada tradicionalmente distendida como suele ser la de los viernes, el míster herculino invirtió esta tendencia para confeccionar un entrenamiento más que concienzudo, en tareas de creación y de destrucción.
En este primer apartado, el cuadro coruñés perfeccionó las transiciones de ataque, con salida de balón desde la defensa, aperturas a banda, centros y remates.
Luis Hernández, con lupa
El máximo responsable técnico deportivista hizo hincapié en el orden defensivo, sobre todo en jugadas a balón parado, en las que el Málaga dispone de potencial rematador con hombres como Blanco o Luis Hernández.
El central de los costasoleños, además de en el juego aéreo, representa una clara amenaza en los saques de banda cercanos a la meta rival.
Para contrarrestar sus ‘centros’ con la mano, Natxo González ensayó a conciencia con Eneko Bóveda trazando saques con la mano desde la línea de cal directos al corazón del área.
Los centrales deportivistas se mostraron muy entonados, sin apenas permitir oportunidades a los delanteros.
La plantilla también repasó acciones de estrategia como faltas laterales o saques de esquina, con distintos lanzadores como Krohn-Dehli, Pedro Sánchez o Carles Gil.
Natxo González paró en numerosas ocasiones la ráfaga de centros al marco de Dani Giménez y Adrián Ortolá para corregir errores cometidos por sus jugadores y explicarles en primera persona los métodos para que estos no se repitiesen en los encuentros. Toda una lección táctica en dos horas.