El Celta de Vigo encara la vuelta a la competición con la incertidumbre de cómo responderá el equipo después de tres meses sin competir pero con la esperanza de sellar cuanto antes la permanencia para evitar el sufrimiento del pasado curso.
El parón alcanzó al equipo gallego en su mejor momento, lanzado hacia la tranquilidad con una notable mejoría en el juego que llegó acompañada de bueno resultados: cinco partidos sin perder y nueve de los últimos quince puntos en juego oxigenaron a un Celta que ahora mismo duerme fuera de la zona de descenso, aunque sea con un sólo punto de ventaja sobre el Mallorca.
En el equipo se respira optimismo; no así en el club, donde hay miedo al descenso. Las buenas sensaciones desde la llegada de Óscar García Junyent al banquillo celeste no son suficientes para garantizar que se salvará una temporada que arrancó con el sueño de Europa después de los fichajes de Rafinha, Denis Suárez o Santi Mina.
A siete días de recibir al Villarreal, el entrenador mantiene sus pruebas para encajar las piezas en un puzzle en el que diez jugadores parecen inamovibles, aunque la carga de partidos que se avecinan obligará a realizar numerosas rotaciones. A ello contribuirá la recuperación del lateral izquierdo David Juncá y el centrocampista Denis Suárez, que han dejado atrás sus respectivas lesiones.
Y es que con la excepción del portero Sergio Álvarez, que estará de baja entre cuatro y cinco meses tras lesionarse de gravedad en la rodilla a finales de mayo, Óscar García podrá contar con todos sus futbolistas, incluidos los seis que acaban contrato el 30 de junio: Rafinha, Murillo, Pape Cheikh, Bradaric, Smolov y Olaza.
De los once partidos que restan por disputarse, el Celta jugará seis como local y cinco a domicilio. Villarreal, Alavés, Barça, Betis, Atlético de Madrid y Levante serán los rivales en Balaídos; Valladolid, Real Sociedad, Mallorca, Osasuna y Espanyol los equipos que recibirán a los celestes en sus estadios.. l