El Celta continúa con su escalada hacia la permanencia después de vencer en Balaídos al Girona (2-1), en un partido de claro dominio del conjunto celeste, que suma su tercera victoria en las cinco últimas jornadas, un impulso con el que supera en la clasificación al equipo catalán, ahora con solo dos puntos por encima de la línea de descenso.
El Celta acaparó la posesión de la pelota durante la primera mitad. Bien colocado, firme en su idea de tener un rol protagonista, el equipo de Escribá marcó la cadencia del partido. Su dominio fue incesante; avisó con lanzamientos de Boudebouz, Boufal y Maxi Gómez. El Girona se resguardó, sin apenas aparecer sobe el área celeste.
Poco a poco, el Celta intensificó su peligro, principalmente cuando Aspas se asoció con los jugadores de banda, Boudebouz y Boufal. Con las subidas de Hugo Mallo, las amenazas se acumularon en el costado derecho. Y fueron apareciendo las ocasiones claras: una pared Aspas-Boudebouz continuó con un buen centro que cabeceó Maxi Gómez, próximo al área pequeña, con un remate que rozó el gol.
Domininio local
El Celta sometió con autoridad al Girona. Su esplendor llegó en el minuto 34. Con cuatro jugadores, el balón pasó de un área a otra hasta acabar en gol de Iago Aspas. Fue una gran acción combinativa: el equipo gallego recuperó una pelota cerca de su área, Hugo Mallo se la entregó a Okay, este se asoció con Aspas, que buscó a Boufal en la banda izquierda, el veloz jugador marroquí llegó hasta cerca de la línea de fondo y su pase hacia atrás lo remató Aspas, que acompañó la jugada desde el centro del campo.
Balaídos vibró con su equipo. No hubo periodo de tregua. El Celta mantuvo su acoso, con un peligroso disparo de Boudebouz. El Girona no dio señales de vida hasta el descanso, salvo un mal remate de Stuani. Eusebio tuvo que buscar soluciones. Hizo dos cambios en el descanso y cambio el dibujo táctico.
La segunda parte abrió con suspense, angustia para el celtismo, cuando el árbitro Carlos del Cerro necesitó cinco minutos para validar un gol de Portu, un buen tiro cruzado nada más arrancar la segunda mitad que fue dilatadamente revisado por el VAR, que tuvo que comprobar si Stuani tocaba la pelota y colocaba a Portu en fuera de juego.
El parón calmó el ritmo del partido, que se igualó algo más, pese que el Celta mantuvo el mando. Con varios centros de Olaza desde la izquierda, un cabezazo de Maxi Gómez y un lanzamiento de Aspas probaron la colocación de Bono. El Girona solo inquietó con un lejano, desviado tiro de Porro.
Más incesivo
Fue el Celta más incisivo, afilado en ataque en busca de la victoria, a la que se acercó con un golazo de Boufal mediada la segunda mitad, un ajustado cañonazo con efecto, imparable para el portero. Bono salvó a su equipo. Y es que poco después del tanto de Boufal, Boudebouz emprendió con la pelota una carrera de cuarenta metros que concluyó cerca del área pequeña con un tiro que despejó el meta.
El Girona quedó sin ideas para afrontar los últimos veinte minutos. No tuvo apenas oportunidades, no inquietó al Celta, que estuvo cómodo con la ventaja del marcador, en un final del encuentro plano, sin sobresaltos.