La próxima edición del Dakar se disputará en el desierto de Arabia Saudí, tras diez ediciones en tierras de América y tres décadas en África, anunciaron los organizadores en un comunicado. Será la primera edición que se dispute en Asia y la segunda consecutiva que tendrá un solo país como escenario.
Desde hace semanas se venía especulando con la posibilidad de que el raid más duro del planeta encontrara en Oriente Medio un nuevo escenario, después de que los diferentes países de Surámerica se fueran desmarcando.
La edición 2019 se disputó por completo en Perú, lo que suponía un riesgo elevado para los organizadores, puesto que cualquier problema podía obligarles a suspender la carrera.
Chile, Bolivia, Paraguay y, finalmente Argentina, fueron dando paulatinamente un paso atrás por diversos motivos, tras haber sido escenario del raid a partir de 2009, un año después de la fatídica edición que tuvo que ser suspendida a causa del riesgo terrorista que pesaba sobre los tradicionales países que lo acogían en tierras de África.
Primero se cayó Chile en 2015, tras los desastres naturales sufridos, y este año fue Argentina la que se retiró alegando problemas presupuestarios. Bolivia, que se había afianzado en las últimas ediciones como un socio fiable, también renunció este año
Entre las opciones que tenían los organizadores sobre la mesa, además de Arabia Saudí, figuraban Angola y Suráfrica. Finalmente se han decantado por el país del Golfo Pérsico, donde, según el nuevo director del raid, David Castera, encontraron “una geografía monumental propicia para buscar itinerarios audaces. Deporte, navegación, superación personal,... se magnificarán en estos territorios hechos para un raid por etapas”, aseguró el sustituto de Ettiene Lavigne, director durante quince años.