Los Kansas City Chiefs y los San Francisco 49ers disputarán el 2 de febrero la LIV edición de la Superbowl, que tendrá como escenario el Hard Rock Stadium de Miami, un alivio después de unas finales de Conferencia con mucho frío.

Especialmente la de la Americana, que comenzó con ocho grados bajo cero, pese a ser de día y lucir el sol. Una vez que el astro rey se escondió, el brillo lo puso el quarterback local, Patrick Mahomes, principal artífice de la victoria por 35-24 frente a los Tennesse Titans.

El partido fue muy similar en su desarrollo a la semifinal de Conferencia, en la que los pupilos del veterano técnico Andy Reid tuvieron que remontar. Si ante los Houston Texans fue un 0-24, contra los Titans fueron catorce puntos menos.

Los visitantes entraron mejor al duelo y se adelantaron por 0-10 co un field goal de Greg Joseph y un touchdown de carerra de Derrick Henry. 

Un TD de pase de Tyreek Hill dio los primeros puntos a los locales, que volvieron al -10 con otro de Dennis Kelly. Un gran pase de Mahomes a Hill estrechó el cerco y el QB local reventó el duelo con una extraordinaria carrerra de 27 yardas hasta la línea de marca, con solo 11 segundos en el reloj de la primera mitad.

La segunda fue un monólogo de Mahomes –todavía vigente MVP de la competición–, que con pase de 60 yardas a Sammy Watkins puso el punto final al choque (35-17) a siete minutos y medio del final.

Monstruoso Mostert
La final de la Nacional también tuvo un nombre propio: Raheem Mostert. El RB de los 49ers reventó a los Green Bay Packers con cuatro TD de carrera –récord igualado en un partido de playoffs– y 220 yardas, la segunda mejor marca de la historia en encuentros de postemporada.

El partido duró tan solo 30 minutos, los primeros, que los hombres de Kyle Shanahan cerraron con un concluyente 27-0. Tras el descanso, los de Matt LaFleur, muy conservadores hasta entonces, asumieron más riesgos y salvaron su honor con tres TD, pero en ningún momento se acercaron a menos de dos anotaciones de unos Niners cuya defensa, con el sensacional rookie Nick Bosa y Jaquiski Tartt a la cabeza, fue un constante martirio para Aaron Rodgers, que en la última posesión de los Pacs vio como otras de las estrellas locales, Richard Sherman, le interceptaba un pase, acabando así con la última esperanza de una remontada imposible.