Daniil Medvedev, campeón de las finales ATP, es el nuevo ‘enfant terrible’ del tenis mundial. No sólo ha sido el primer tenista de la ‘era Open’ en ganar a los tres mejores del mundo en el mismo torneo, sino que tiene un carácter explosivo.
“Derroté a Novak, después a Rafa en las semifinales y a Dominic (Thiem) en la final. Los tres mejores del mundo. Sé de lo que soy capaz”, proclamó el ruso tras conquistar la antigua Copa de Maestros.
Algunos lo llaman arrogancia, otros seguridad en sí mismo. La cuestión es que no soporta perder. Y es algo que le pasa desde niño al moscovita nacido el 11 de febrero del 96. “Cuando entra en la pista se transforma. Yo no lo reconozco”, comenta su madre en el diario ruso Sport-Express.
Cogió una raqueta con 6 años y medio, justo cuando debía entrar en la escuela. Hasta entonces, iba a nadar a la piscina Chaika, donde su madre vio de casualidad un anuncio de plazas vacantes en una academia de tenis.
Destacó desde niño por su altura. Era como un palo de bambú desde que tenía menos de un año. Y a los 14 años ya medía 1,90 metros de altura. Ahora mide 1,98.
Problemas físicos
Cuando acababa de empezar a jugar al tenis, el médico le detectó problemas cardíacos y puso una cruz a sus aspiraciones de convertirse en deportista profesional.
De adolescente, Medvedev tuvo que operarse de la rodilla e incluso se tomó varios meses de pausa, aunque después pudo reanudar los entrenamientos.
De hecho, por motivos de salud se libró de ir al Ejército, algo obligatorio Rusia, pero pudo convertirse en deportista profesional.
Los padres reconocen lo que todo el mundo sabe. Medvedev no sabía perder. “Sus gritos y lloros se oían a 500 metros de distancia”, rememora su padre, al que nunca le gustó ver los partidos de su hijo.
Emigración a Francia
Ante la falta de patrocinio, sus padres decidieron vender su piso en Moscú para que Daniil pudiera dedicarse al tenis y emigraron a Francia, donde vivía una de sus hijas.
Justo ese año, después de alcanzar la mayoría de edad, ganó su primer título, aunque no se alzó con la victoria en un torneo de la ATP hasta 2018.
“Para ser profesional del tenis tienes que irte de nuestro país. Lamentablemente, no hay condiciones”, asegura Safin, que se formó en Valencia.
Medvedev es la punta de lanza del resurgimiento del tenis ruso, pero no tanto de la escuela rusa, ya que los tres jugadores que están entre los 20 primeros –Daniil, que reside en Mónaco, Rublev y Khachánov– entrenan fuera.
“Los que se fueron están entre los veinte mejores. Quien se quedó en Rusia a entrenar no está ni entre los cien primeros”, asevera Safin.