El Racing no estuvo cómodo. El Paiosaco le apretó, le asfixió, le maniató, le rascó, le hizo la vida imposible durante 90 minutos. La escuadra verdiblanca, sin grandes novedades en cuanto a nombres en su característico 1-5-3-2, en esta ocasión con Jesús Sayes y Eloy en punta y con el capitán Rama en la portería, jugó el partido que quiso. Se sintió a gusto en la presión, que en el caso de Eiroa y Josiño no tuvo medida. Los dos interiores se vaciaron cansándose de hacer kilómetros por el equipo.
Las tres derrotas previas ante Bergantiños y Compostela en casa y Arosa a domicilio no desanimaron a un Paiosaco que no se limitó a defenderse ante un equipo cargado de estrellas para la Tercera División y que demostró que en el campo no existen los sueldos de Joselu y Pablo Rey. Aunque el Racing pudo empatar a falta de diez minutos para el final con un remate de Leo que se fue al palo, el Paiosaco labró los tres puntos a conciencia y los mereció.
De un córner en principio demasiado bombeado ejecutado por Eiroa nació el primer gol de la tarde. Popi, prácticamente a media altura y sin rival que le molestase, cabeceó buscando el palo derecho del marco de Diego Rivas, que llegó a hacer un intento de despeje llevando el cuero (1-0) hacia su propia portería.
Señales de vida
La alegría local en A Porta Santa se vio interrumpida por un golazo de falta directa desde 30 metros de Pablo Rey tras pegarle a la bola con el empeine exterior de su pie derecho. El capitán del Racing sorprendió al capitán del Paiosaco, que tal vez pudo hacer más para, al menos, llegar a tocar el cuero.
El partido llevaba tanto ritmo que otros dos minutos más tarde, Bilal provocó un nuevo estallido en la grada y en los alrededores de A Porta Santa. La jugada personal de Jesús Sayes por el perfil izquierdo terminó con un recorte cerca del pico del área y un cambio de orientación que interpretó Bilal a la perfección para, después de un control orientado hacia delante que significó medio gol, meter la punta de su bota derecha y superar a Diego Rivas (2-1).
Lo más importante que pasó en el partido desde el gol de Bilal en el minuto 14 hasta el descanso fue la lesión y el cambio en el 32 de Pablo Rey, el gran especialista del Racing en golpeos a balón parado, jugadas que el equipo de Emilio Larraz pudo aprovechar mejor en el tramo final del encuentro.
Y que Borja Hernández falló una ocasión a bocajarro en el 36 dejando que el Paiosaco llegase con ventaja al intermedio.
La segunda mitad sirvió para comprobar que los futbolistas del Paiosaco llevan energía extra no exenta de atención y concentración. El espectáculo defensivo de Ruchi secando literalmente al mejor delantero de la categoría, incluso cuando se disponía a rematar dentro del área; o el impresionante derroche físico de un Josiño que en defensa llegaba hasta el borde de su área y que en ataque pisaba la contraria para sacar centros o para rematar; son solo dos ejemplos del sensacional trabajo del equipo, en mayúsculas, de Juan Riveiro.
Pudo empatar el conjunto ayer de negro de luto con un remate mordido de Leo que murió en el palo izquierdo de Rama, pero el fútbol fue justo y el Paiosaco se creció para ganar un partido exigente en el que ninguno de sus jugadores ahorraron ni un gramo de esfuerzo.