La selección española coronó en el estadio de La Cartuja su clasificación para la fase final de la Liga de Naciones con una exhibición histórica ante Alemania, con un partido pleno y excelso que pueden borrar de un plumazo todas las dudas precedentes.
Luis Enrique había advertido, pese a esa marcha irregular y a esos partidos en los que surgieron dudas, que le gustaba lo que veía en el equipo. Facetas como posesión, pases, pases completados, disparos, estaban del lado de la Roja. Pero en las áreas todo eso se venía abajo.
A la cacareada falta de gol se le unía una cierta debilidad cuando el rival encontraba la forma de superar la presión alta de los jugadores españoles. Resultado, angustioso empate en Alemania, derrota en Ucrania, discreta victoria y empate ante Suiza y tablas en los amistosos en Portugal y Países Bajos.
Tan solo un triunfo claro ante los ucranianos en el Alfredo di Stéfano, en un partido que quedó encarrilado pronto, iluminaba la marcha de España, que se tuvo que jugar el pase, obligada a ganar, en el último partido contra la todopoderosa escuadra de Joachim Low. Y todo eso que veía Luis Enrique salió a relucir en la final de La Cartuja, donde fue un ciclón para una desconocida ‘Mannschaft’, siempre a merced del huracán de la Roja. Marcó seis y pudieron ser incluso más. Todo lo que habían sido defectos o eran asignaturas pendientes se convirtieron en virtudes.
Todo funcionó
La presión alta, la circulación de balón, las rupturas en profundidad, el balón parado, el acierto ante la portería ante el mismísimo Neuer. Todo. España funcionó a la perfección.
Y aunque este triunfo ha desatado la euforia, ha despertado de nuevo el máximo optimismo, el seleccionador y sus jugadores son conscientes de que, como reconocieron tras el encuentro, ni antes eran tan malos ni ahora tan buenos. Saben que deben insistir en todo lo bueno, corregir los defectos y mantener la calma.
Tras el 6-1 a Argentina en el Wanda Metropolitano llegó el Mundial de Rusia y ahí la situación desembocó en la prematura eliminación en octavos ante el conjunto anfitrión, y después del 6-0 a Croacia en el Martínez Valero de Elche, en la primera edición de la Liga de las Naciones, y el 1-4 a Gales en Cardiff, se produjeron las bofetadas ante Inglaterra y los croatas que apartaron a España de la fase final de Portugal.
Luis Enrique trabaja con un amplísimo número de jugadores, de opciones para las convocatorias. La renovación que vive la selección española desde hace tiempo poco a poco parece cobrar cuerpo y a concretarse.
Pau Torres parece ser ya, por fin, ese central zurdo que acompañe a Sergio Ramos en el centro de la zaga; Unai Simón ha sido el guardameta elegido en estos tres últimos choques en detrimento de David de Gea y Kepa Arrizabalaga; José Gayá parece haberse ganado el puesto en el lateral izquierdo. El defensa del Valencia no conoce la derrota en los doce partidos oficiales que ya ha disputado con la selección española desde su debut en el equipo nacional hace poco más de dos años, el 11 de septiembre de 2018.
También se ha ganado su papel Álvaro Morata en punta, donde también aparece como un seguro Gerard Moreno; y, ausente del jovencisimo Ansu Fati por lesión, otro jugador de tan solo veinte años, Ferrán Torres, sigue con su progresión imparable hasta marcarse un triplete ante Alemania.
En la medular, regresó un Koke Resurrección estelar, confirmando su buen momento. Rodri Hernández es el relevo natural de Sergio Busquets como ancla, Sergio Canales, Fabián Ruiz y Mikel Merino, cada uno con su estilo, son cada día más imprescindibles. Y con Thiago Alcántara sin poder entrar en la convocatoria por lesión.
En la versión ofensiva los Mikel Oyarzábal, Dani Olmo, Adama Traoré y Marco Asensio ofrecen alternativas de entidad al seleccionador, cuyo ‘casting’ es constante al estar obligado a prestar atención a los momentos de forma puntuales.
El consuelo teutón
En el otro lado de esta historia buscan consuelo. El presidente de la Federación Alemana de Fútbol (DFB), Fritz Keller, dijo que la selección germana puede crecer a partir del análisis de la goleada. “Noche negra y decepción desmedida” fueron algunas de sus palabras.