Lisboa no quiere al Atlético
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Lisboa no quiere al Atlético

Lisboa no quiere al Atlético
Los jugadores de Leipzig celebran el primer gol durante el partido de cuartos de final de la UEFA Champions League entre el RB Leipzig y el Atlético de Madrid en Lisboa | EFE/EPA/Lluis Gene / POOL

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Definitivamente, al Atlético de Madrid no le beneficia el papel de favorito, apartado, cuando más responsabilidad sentía y cuando más opciones se le presuponían, de la Liga de Campeones por un rebote en el minuto 87, en el 2-1, y por el Leipzig; un equipo con mayúsculas que causó el fiasco del conjunto rojiblanco, al que doblegó con la determinación del que no tiene nada que perder... Y sí mucho por ganar (2-1). 

De forma cruel, quizá sí, con un gol en propia puerta de Stefan Savic en el minuto 87; en el momento más inesperado, probablemente también, porque era cuando el Atlético parecía más entero tras un largo recorrido sometido por su adversario. Pero tampoco nada extraño en el global de todo el partido. Fue mejor el Leipzig. 

El Atlético tiene límites esta temporada. Por mucho que Jan Oblak le haya dirigido mucho más lejos de lo que mereció en Anfield, por mucho que haya crecido de forma indudable tras el parón del Covid-19 o por mucho que la increíble irrupción de Marcos Llorente le haya aportado unas posibilidades ofensivas que le han hecho más incisivo. 

El año de “transición” que proclamó Diego Simeone apunta en ese sentido. Necesita tiempo, seguro. También necesita otras muchas cosas más el Atlético, que desde hace tiempo ‘vive’ por la ‘Champions’. 

Por todo lo que le supone económicamente de forma directa e indirecta en cuanto a ingresos, multiplicados por su estabilidad año tras año en esta competición con Diego Simeone, y por todo lo que genera emocionalmente este torneo, cuyo título es tan anhelado en el equipo como ha sido imposible hasta ahora. Por un minuto, por la prórroga, por goles agónicos, por los penaltis... Inalcanzable. 

No desiste el Atlético, con esa insistencia irrenunciable. Una fe que le ha transformado en un bloque que jamás da nada por perdido, aunque el tamaño del golpe sea gigantesco, como lo fueron las finales perdidas, y aunque la gloria mundial, la que otorga ser campeón de la ‘Champions’, haya esquivado por milímetros o segundos hasta ahora al club rojiblanco, dos con el ‘Cholo’ como técnico. 

Decepción total
No es suficiente. La decepción de ayer, indudable desde cualquier perspectiva, daña de nuevo al Atlético, que seguirá intentándolo. Ya son tres años sin llegar más allá de cuartos en la Liga de Campeones, que abren el paso a un equipo con mucho futuro y muchísimo presente: el Leipzig, estupendo cuando ataca. 

No tiene tanto nombre o ‘publicidad’ el Leipzig, pero el reto que le planteó al Atlético fue de suma exigencia. Porque mueve la pelota para atacar. No tiene la posesión por un mero hecho especulativo. No la tiene por tenerla, sino porque busca un destino invariable: la portería. Y además lo hace con un dinamismo, una precisión y un intercambio casi constante de posiciones que asombra a cualquiera, encima con una colección de futbolistas que juegan muy bien. 

El gol del 1-0 de Dani Olmo, allá por el minuto 50, es un ejemplo sensacional de tales cualidades. 

El 1-1, en el minuto 70, es suyo de principio a fin. No fue suficiente. Un tiro desde fuera de Adams, un rebote en Savic que descolocó a Jan Oblak y un gol que agranda la frustración del equipo rojiblanco en la Liga de Campeones. Al Leipzig le espera el París Saint Germain en las semifinales; al Atlético, la decepción.

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