El club exige garantías de seguridad en Balaídos
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El club exige garantías de seguridad en Balaídos

El club exige garantías de seguridad en Balaídos
El presidente olívico, durante una comparecencia de prensa | efe

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El presidente y máximo accionista del Celta de Vigo, Carlos Mouriño, trasladó al alcalde de la ciudad, Abel Caballero, su preocupación por el estado de Balaídos, el cual, a su juicio, no cumple con las exigencias de un estadio “digno, confortable, moderno y seguro” para los aficionados.

En un burofax, con fecha de 17 de diciembre, el dirigente celeste lamenta que en Balaídos solo se está haciendo “un simple lavado de cara”, y denuncia que la remodelación pactada entre el ayuntamiento y el club no se está realizando.

Problemas recurrentes
“Los problemas siguen existiendo, y hay un clamor social y una gran preocupación por todos, de cómo será el futuro y de si la seguridad está asegurada. Como sabrá, este fin de semana se denunció nuevamente la situación de la grada de Marcador, al igual que sucede en la grada de Gol, sobre los graves problemas estructurales que afecta a dichas zonas”, escribe Mouriño en su carta.

Además, el presidente del Celta reclama saber si el estadio pasó “las respectivas inspecciones técnicas y el resultados de las mismas”, y se pregunta si en el próximo partido de Liga, contra el Athletic Club en enero, podrán “abrir” estas dos gradas.


Por otra parte, un año después de presentar su proyecto para la nueva ciudad deportiva, el club olívico sigue a la espera de que los comuneros de la parroquia de Tameiga, en la localidad vecina de Mos, acepten la construcción del centro comercial que el club presidido por Carlos Mouriño pretende levantar para hacer viable la inversión.

El 16 de diciembre del 2017, el Celta presentó en el Multiusos de Mos su proyecto de ciudad deportiva, que afecta a una superficie de 864.650.000 metros cuadrados, de los cuales 142.000 se reservaban para uso comercial. Pero la fuerte oposición de asociaciones vecinales y ecológicas al proyecto dificulta su aceptación, por lo que la única vía que queda para que salga adelante es el de la expropiación forzosa de los terrenos necesarios, la mitad de ellos comunales, para que posteriormente el ayuntamiento de Mos se los ceda al Celta. “Mouriño quiere dar un pelotazo urbanístico”, denuncia el presidente de los comuneros, Antonio Cajide, que avisa de una “fuerte oposición” de los vecinos.

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