Teresa Abelleira es la futbolista de moda en el equipo de moda. Capitana, cerebro y pieza diferencial del Deportivo Abanca, el domingo volvió a levantar a la grada con sus genialidades y, además, anotó el gol de la victoria contra el Sevilla (2-1) con un gran disparo desde unos 25 metros.
Sus mejores jugadas corren como la pólvora por las redes sociales. Las cuentas que informan de Primera Iberdrola repiten los vídeos de su gol, el caño que le tiró a la visitante Sabrina Flores –enésimo túnel de la temporada– y sus regates. Teresa está cada semana entre las mejores jugadoras de la jornada. Ella lo asume con una sonrisa tímida y disfruta.
“Soy consciente, pero los caños son solo un gesto técnico y no dan puntos, como dice Manu (Sánchez). Yo me quedo con el gol y con las victorias del equipo”, reconoció la centrocampista en la rueda de prensa nada más terminar el partido.
Minutos antes, el técnico alabó el gran momento de forma que atraviesa la centrocampista: “Está feliz y disfrutando muchísimo, ojalá que siga así mucho tiempo. Se siente cómoda y cuando intenta ese tipo de jugadas es porque está con confianza. Los caños no dan puntos, pero el golazo que metió sí. Nosotros tenemos que darle la libertad máxima para que pueda desarrollar todo su talento e intentar dotar de orden al equipo para que ella pueda lucir”, detalló el entrenador.
Determinante
A su papel clave en la creación del juego o en las jugadas a balón parado, Teresa ha añadido en los dos últimos partidos su capacidad para tirar desde media distancia. Si en el estadio Johan Cruyff logró el tanto del honor en la goleada encajada contra el Barcelona (6-1), ante el Sevilla anotó el del triunfo. Tiró una pared con Michelle, recibió en el balcón del área y armó un potente y ajustado disparo, imparable para la portera Sara Serrat.
“Este gol pude celebrarlo un poco más porque fue el que valió para ganar. Estoy contenta a nivel personal, pero sobre todo por la victoria del equipo”, insistió la blanquiazul, que siempre pone al colectivo por delante, incluso cuando le recuerdan su condición de estrella: “No me considero una estrella. Estas cosas me salen gracias al apoyo y la confianza que me dan mis compañeras. Lo noto mucho y lo necesito en el campo”, añadió.
En un partido gris, Teresa brilló por encima del resto con sus conducciones y regates, escondiendo el balón ante los rivales, y por su incidencia en el juego. El deportivismo ya tiene nueva ídola, le ovacionó y coreó su nombre.
“La verdad es que mola, pero no me fijo mucho en eso. Que el público me ovacione y responda así cada partido es de agradecer. La afición de A Coruña es una pasada, sobre todo este año, la estamos sintiendo mucho”, agradeció la pontevedresa, que repite como un mantra la importancia del equipo: “Aún así me quedo con el aplauso final, que es para todas porque esto es un deporte de equipo y eso es lo que vale”.
Falta de ritmo
El reencuentro del Depor con Abegondo se enrareció con un inicio de partido frío y sin ritmo. Tuvieron la culpa la lesión de la árbitra, Arregui Gamir, que obligó a parar el juego durante seis minutos, dos penaltis y la lesión de Miriam, que tuvo que salir sustituida.
“Al principio nos costó arrancar un poco. Nadie contaba con la lesión de la árbitra, que frenó el ritmo, ni la de Miri, que fueron como tropezones en el primer tiempo. Nos costó ir bien a la presión y hacer nuestro juego. Veníamos de dos partidos (Atlético y Barcelona) distintos a este, en los que teníamos menos balón y estuvimos más metidas atrás”, analizó Teresa, que puso en valor la progresión del equipo durante el partido.
“Según fueron pasando los minutos, al final de la primera parte y ya en la segunda, empezamos a dominar el partido hasta conseguir ganarlo”, agregó la capitana del Depor, que resaltó la importancia de volver a ganar después de las dos derrotas encajadas en Madrid contra el Atlético, defensor del título, y en Barcelona ante el líder, los dos grandes favoritos.
“Éramos muy conscientes de que era un partido muy importante al venir de dos derrotas, aunque el equipo estaba tranquilo y se recuperó bien porque sabíamos que los resultados ante esos rivales se podían dar, sabemos donde podemos llegar y estamos satisfechas”, indicó. Abelleira reconoció que en la Ciudad Deportiva Wanda el equipo pagó los “errores individuales” y desveló que “nadie critica esos fallos, pero si salen palabras malas se quedan en el campo”.
Pese a su apariencia tímida y discreta, Teresa es una voz autorizada en el vestuario y en el terreno de juego. Por eso lleva el brazalete desde que llegó al Depor en 2016 y defiende a sus compañeras y el valor del grupo una vez más.
“El ambiente siempre es bueno. Estamos muy contentas con nuestro trabajo y el equipo está muy unido. Esa es una de las fortalezas de este equipo”, proclamó. Palabra de capitana. Teresa marca los tiempos, dentro y fuera del campo.