Sudáfrica se convirtió por tercera vez en campeona mundial, al derrotar a Inglaterra por 12-32 en una final que parecía muy equilibrada, pero que finalmente se decantó con justicia en favor de los Springboks, dueños del segundo tiempo.
Así, Sudáfrica iguala a Nueva Zelanda en títulos, aunque los Springboks no jugaron los dos primeros Mundiales porque su país estaba excluido por su política de apartheid.
La verdadera emoción tardó en llegar, porque la primera mitad (6-12) estuvo marcada por una sucesión de golpes de castigo: dos de Owen Farrell y cuatro de Handre Pollard.
El segundo tiempo comenzó igual que terminó el primero, con otro golpe anotado por Pollard (6-15). Y después le volvió a tocar el turno al XV de la Rosa, con Farrell sumando tres puntos más. Sin embargo, falló poco después en otro golpe desde una posición muy parecida a la anterior.
Después volvió a ser el turno de Sudáfrica, con otra patada de Pollard (9-18), lo que comenzaba a demostrar que el partido se iba a resolver a penaltis. La impresión fue confirmada con tres puntos más de Farrell (12-18).
Sin embargo, por fin llegó un ensayo, y fue gracias a Sudáfrica, en una bella y polémica jugada –más que posible avant en su inicio, que el ábitro no señaló tras ver el vídeo, aduciendo falta de evidencia– que remató Mazakole Mapimpi y convirtió Pollard (12-23).
Restaban diez minutos. Ya estaba lanzada Sudáfrica, y en el minuto 74 volvió a sorprender a Inglaterra con un segundo ensayo, de Chelsin Kolbe, y conversión de Pollard (12-32), dejando una diferencia demasiado grande para que Inglaterra se pudiera recuperar.
Así, los Springboks mantienen su ‘tradición’ de ganar el título mundial cada doce años (Sudáfrica’95, Francia’07 y Japón’19) y el pleno en las finales disputadas, mientras que Inglaterra ha perdido dos de la tres que ha jugado. Su título –el único del hemisferio norte– data de Australia’03, cuando superó en la final a su verdugo de ayer.