La nueva promoción no llama excesivamente la atención. Tenía que ser así en un año como este 2020 para olvidar, también para los universitarios, que vieron recortadísima su temporada, lo que, unido a las prisas por saltar a la NBA, depararon un draft repleto de jugadores muy poco rodados.
La excepción –no podía ser de otra manera– se llama LaMelo Ball, hijo menor del polémico y peculiar LaVar y hermano de Lonzo (Pelicans). En tercer lugar –uno más abajo que su hermano mayor– escuchó su nombre este base altísimo (2.01 metros), con un gran potencial y que, tras comprometerse con la universidad de UCLA –donde jugó Lonzo– decidió irse a Lituania antes de acabar el instituto. Luego jugó la JBA, una liga creada por su padre, y la pasada campaña lo hizo en la máxima categoría australiana.
Antes que LaMelo, los Timberwolves eligieron a Anthony Edwards y los Warriors a James Wiseman. Edwards es un escolta muy poderoso que amenaza mucho más desde cerca que desde larga distancia. Para entendernos, es mucho más Dwyane Wade que Klay Thompson o JJ Redick.
Wiseman es un ‘5’ que lo tiene todo menos lo que le falta a las últimas generaciones de hombres altos: juego de espaldas al aro. Y ganar algunos kilos de músculo. Además, se perdió 12 partidos el curso pasado por una sanción por irregularidades en su reclutamiento universitario.
Alero muy completo
Ball al margen, el más formado de esta camada parece ser el Nº8 del draft, Obi Toppin, elegido jugador del año en la reducida NCAA. Un alero muy fuerte y completo que llega a la NBA con dos temporadas universitarias en el zurrón.
Pero para experiencia, la de Facundo Campazzo, que prueba suerte en la NBA ya cercano a la treintena –la alcanzará en marzo– y después de haberlo ganado todo con el Real Madrid. Su magia y desparpajo, además de no tener rivales estelares por el puesto en los Nuggets, lo convierten en aspirante al Rookie del Año.
Los siguientes seleccionados tras el top-3, Patrick Williams, Isaac Okoro, Onyeka Okongwu y Killian Hayes –dos temporadas en Francia y una en Alemania–, apuntan a poco más que segundos o terceros espadas. Algo más podría ofrecer en el futuro el Nº9, el alero israelí Deni Avdija, primero de los dos europeos escogidos en primera ronda. El otro es el ‘siete pies’ serbio Aleksej Pokusevski, que escuchó su nombre en 17º lugar.
Del resto de la primera ronda lo más potable podrían ser los bases Kira Lewis, Cole Anthony –hijo de Greg Anthony–, Payton Pritchard y Malachy Flynn, los escoltas Devin Vassell y Tyrese Haliburton, el alapívot Jalen Smith y el pívot –de corte defensivo– Udoka Azubuike.
Escondidos en segunda ronda salieron unos cuantos jugadores muy interesantes: el pívot Nick Richards (Nº42), el alero Jordan Nwora (45), el base Nico Mannion (48) –hijo de Pace Mannion, un magnífico anotador que hizo una gran carrera en Italia– y el base francés Théo Maledon (34).