El Bergan-Cirbonero fue tan sencillo o complicado como un examen tipo test. Sencillo en el primer tiempo con una atractiva propuesta ofensiva con una línea defensiva de garantías, con tres peloteros en el centro del campo –Granada, Antas y Sáez– para llevar la iniciativa en todo momento y con tres puñales en la última línea -Rodri, Rivera e Iago-. Complicado en el segundo acto, cuando Miguel tuvo que decidir tras la lesión de Rodri Alonso.
Lo de la primera parte fue un baño. El Cirbonero no sabía dónde meterse. No veía el balón y tampoco era capaz de robar y salir a la contra. El Bergan gobernó con autoridad, con fases de buen juego y con otras de mucha profundidad. Al cuarto de hora, Rodri cazó un buen centro de Borja Facal y, de volea, soltó un derechazo imparable (1-0) para Narvajas. No tardó en llegar el segundo. Una falta ejecutada por Iago López y desviada por la barrera visitante terminó con el balón en el borde del área pequeña, desde donde Rivera se lanzó al barro y encontró premio con un aparatoso remate (2-0).
El Bergantiños no solo había remontado la eliminatoria. El Bergan estaba haciendo lo que quería con el partido y con su rival, que no probó a Cristopher en todo el primer tiempo. La escuadra carballesa pudo hacer el 3-0 (min.39) en un contraataque con cabalgada de Iago Blanco desde el medio del campo. El arteixán optó por finalizar ante el portero en lugar de ceder a Rivera, que le acompañaba a su derecha listo para tratar de empujar.
La superioridad fue tan radical en el primer tiempo que ni con los peores pensamientos se suponía una remontada navarra pero, al arrancar el segundo acto, Rodri pidió el cambio. Miguel Figueira tenía en el banquillo a Roberto Prieto (central), a Toni (mediocentro) y a Nacho (delantero) _los tres suplentes que utilizó en el encuentro_. Con 2-0 y dominando totalmente a su rival, el míster del Bergan optó por la entrada del defensa, que supuso una modificación del sistema y, lo que fue peor, del planteamiento de partido.
Por mucho que se pretenda pensar lo contrario, sacar a un delantero para meter a un defensa con casi 45 minutos por delante es un mensaje defensivo para un equipo, aunque no tenga por qué dar pasos hacia atrás. Pero el Bergan los dio. Ese primer cambio del Bergan llevó implícita una variación del dibujo. Del 1-4-3-3 con buenos peloteros por dentro y extremos verticales, pasó al 1-4-4-2 con Baleato y Granada en el doble pivote (más trabajo, mucha menos creatividad y menos control con balón), con Antas y Sáez en las bandas (nada que ver con Rodri e Iago en cuanto a profundidad y velocidad) y con Rivera e Iago Blanco en punta de ataque (prácticamente no tuvieron situaciones con las que atacar la espalda de los centrales).
Sin el balón, en una disposición mucho menos avanzada que en el primer tiempo y con las dudas que generaba que el Cirbonero podría clasificarse anotando un solo gol, el Bergantiños pegó un bajón en su juego pero, a priori, no resultó demasiado preocupante porque los navarros no tiraban a puerta. Ni siquiera se aproximaban con peligro al área de Cristopher.
Con el paso de los minutos, cobró más importancia para el Bergan no desnudarse defensivamente que atacar para tratar de sentenciar la eliminatoria. Rivera tuvo una a balón parado –trallazo a los puños del portero– y otra a la contra –remate sin fuerza–, pero el equipo estuvo muy lejos del que fue en el primer acto. En el 92, Mario Jiménez provocó la tragedia en As Eiroas al anotar el 2-1 tras burlar a Facal y sorprender a Cristopher.