El Real Madrid accedió a la final del Mundial de Clubes, en la que se medirá al Al Ain, tras comenzar con paso firme su camino a la tercera corona consecutiva liderado por Gareth Bale, que castigó con un triplete la endeblez defensiva del Kashima Antlers.
El vigente campeón despejó las dudas en su debut en la competición. Gestionó la obligación de ganar con esa experiencia de ganador de finales que recuperó en un momento señalado para despejar dudas.
Advertido por lo sufrido por el River Plate, encaró un duelo con máximo respeto a las virtudes del Kashima pero con el empeño de explotar sus defectos. Principalmente radicaban en los laterales y Bale tendría un papel principal ante la novedad Nishi, por el estado del titular Uchida.
El premio para el Real Madrid llegaba a un minuto del descanso. El equipo blanco explotaba el punto débil del rival, su fragilidad defensiva. Una simple combinación en una banda servía. De altísima calidad, eso sí, cuando Bale conectó con Marcelo y lanzó el desmarque al toque medido, picado, que cayó muerto para que el galés lo enganchase en carrera. El disparo ajustado al poste fue inalcanzable.
Bale repetiría a puerta vacía en el 53’ y dos minutos después cerró su mejor partido del curso con un zurdazo a una escuadra. Un triplete que le reivindica. El papel de líder que se espera de él.
Con todo sentenciado, el Kashima nipón encontró el tanto de la honra por medio de Shoma Doi.