Al Basquet Coruña le bastaron cinco minutos de inspiración para decantar de su lado un derbi feo, arisco, ante un Marín que demostró el porqué de su condición de colista.
Pero si algo no se le puede reprochar al equipo pontevedrés es su espíritu de lucha. Tras un primer acto nivelado (19-16), en el que lo visitantes dispusieron de varias bolas extra en forma de rebote ofensivo y los locales fallaron más de lo permisible en las inmediaciones del aro, en el segundo se desató la tormenta.
Un triple de Maiza –el primer del derbi– en la última posesión del cuarto inaugural, fue el motor de arranque de un parcial de 19-0 en poco más de cinco minutos que dejó el duelo prácticamente visto para sentencia pese a quedar un universo por delante.
Un 2+1 de Hamilton dio a la ‘marea naranja’ la que a la postre sería su mayor renta (38-18), a la que los del debutante Diego Gómez, con Badmus a la cabeza, limaron siete tantos al descanso (41-28).
Lo que parecían unos minutos de (lógico) relax tras el jaque mate, acabaron siendo una premonición de lo que vendrías tras el paso por vestuarios.
El Basquet Coruña no supo aprovechar la tremenda superioridad de sus interiores y se perdió en posesiones largas, a veces demasiado. La segunda con 24 segundos sin lanzar llevó a Sergio García a parar el partido pese a contar con una sólida ventaja (50-34).
Ni por esas. El Marín subió la intensidad atrás y, con un parcial de 2-8 en los compases finales llegó al último periodo con opciones (56-45).
EL HORROR
Un acto final que fue directamente EL HORROR. Un carrusel de malas decisiones, peores tiros, faltas, golpes, gente por el suelo... Un río revuelto en el que los visitantes estuvieron a punto de pescar.
Tras su primer triple, después de 20 intentos, una infantil antideportiva de Blackwell a Badmus abrió la puerta, pero si el alero irlandés cumplió desde el 4.60, su compañero Jacobo Díaz la ciscó con una penetración a canasta condenada de antemano al fracaso.
Y no perdonó el tercer clasificado en solitario, que cerró el derbi con una canasta de Pecius seguida de cinco puntos seguidos de Hamilton, antes de que Badmus maquillara el marcador final.