Los últimos exfutbolistas del Levante acusados en el juicio por el posible amaño del encuentro ante el Zaragoza, en mayo de 2011, han alegado que era periodo de exámenes o haberse trasladado a casa de sus padres ese verano para justificar el descenso de gastos y extracciones bancarias en ese periodo.
Héctor Rodas señaló que vivir en casa de sus padres, y tener exámenes de la Universidad, hizo que gastara menos tras ese choque; un descenso que la agencia tributaria señaló que fue el 99 % en cuanto al importe de sus compras con tarjeta de crédito, según el fiscal. No dio una explicación concreta por no haber sacado dinero entre septiembre de 2011 y julio de 2012.
Cristhian Stuani explicó que regresó a Uruguay tras ese choque “a la casa familiar donde mi padre atendía los gastos, y no usaba ni la tarjeta ni hice retiros en España”. El delantero dijo que durante el año mandaba dinero a su progenitor para ayudar a sufragar esos gastos.
Rafa Jordá dijo que si aquel verano gastó menos fue porque vendió un coche meses antes y usó ese dinero, y también porque logró un mejor alquiler de un apartamento que tiene en Benidorm; y Jefferson Montero explicó que los gastos de ese verano en Ecuador los hizo principalmente de la cuenta que tiene en su país.
El ecuatoriano Felipe Caicedo señaló que hizo una transferencia de cinco mil euros a su novia porque no le iban bien las tarjetas para pagar un viaje a Nueva York.
Vicente Iborra explicó al fiscal que si no retiró dinero entre el 17 mayo y el 22 de junio fue “porque es un periodo estival, que paso entre mi pueblo y el de mi mujer y los gastos no son tan altos”. A Xisco Muñoz el fiscal le preguntó por el origen de ingresos por valor de 24.000 euros entre el 24 de mayo y el 28 de junio, a lo que el balear respondió que venía “de retiradas de meses y años anteriores”, y de un dinero que le ingresó su padre “porque disponemos de caballos en Mallorca y tenemos dinero en efectivo”. Miquel Robusté, que no contestó al fiscal y sólo lo hizo a su abogado y al juez, aseguró que sólo hubo unos mil seiscientos euros de diferencia entre sus extracciones de dinero en los mismos periodos antes y después del partido. Sergio Ballesteros negó que como capitán tuviera ninguna “influencia” sobre la plantilla y que hubiera negociado con nadie del Zaragoza la venta del partido.