Natxo realizó varios cambios con respecto al once que empató en Granada. Somma en lugar del sancionado Pablo Marí. Edu Expósito por Krohn Delhi, lesionado, y dos variaciones por motivos tácticos. Diego Caballo en el puesto de lateral izquierdo dejando a Saúl en el banquillo y Pedro Sánchez en la punta de ataque del ‘rombo’, en la posición en la que venía jugando Carles Gil.
Con sol y nubes sobre Riazor, en un día de cambio de tiempo, los fotógrafos buscaban imágenes desde pie de pista y sus cámaras encontraban a Natxo en el palco, donde tuvo que seguir el encuentro al cumplir el primero de sus dos partidos de sanción.
Con el asiento frío
No se había sentado el respetable todavía y los asientos estaban fríos cuando el equipo coruñes se adelantaba en el marcador. Pedro servía para Quique en el lateral del área, éste habilitaba a Carlos Fernández y el sevillano marcaba a los 40 segundos de partido. No podía empezar mejor el envite. Incluso, después del gol, llegaba una nueva ocasión de los blanquiazules. La salida en tromba de los coruñeses noqueaba al Reus.
A los nueve minutos, otra nueva opción del Depor; nueva jugada de Pedro y remate de Expósito. Los dos futbolistas mostraban sus ganas de agradar, porque en este equipo hay que ganarse el puesto a pesar de las ausencias.
Con una buena colocación, inmejorable salida, paciencia a la hora de volver a empezar una jugada y un rival embotellado en su área, Riazor se ponía cómodo y degustaba transiciones de ataque, algunos pases de calidad y hacía la digestión de manera tranquila. Sin sobresaltos.
Cumplida la media hora, el cuadro galaico sobaba la pelota, buscaba opciones para romper la defensa de cinco catalana, mantenía una posesión aplastante, un 70%, e intentaba marcar todavía más diferencias anotando el segundo tanto. No obstante el rival también juega, es evidente, y el Reus aprovechaba un bajón de intensidad de los herculinos en el final del primer periodo para equilibrar la posesión, eso sí, sin consecuencias para la meta de Dani Giménez.
Con la superioridad en el marcador y en el terreno de juego se llegaba al descanso, con un estadio apoyando a los trabajadores de Alcoa al grito de ‘non se pecha’.
La segunda parte comenzaba con una cartulina amarilla para David Simón. La única del partido. Curiosamente y, como siempre, para un equipo que hizo menos faltas que su rival. El Reus había salida a presionar al Deportivo más cerca de su área y había que defender, pero también era necesario un zarpazo para avanzar en el marcador y en el partido.
Llegó en el minuto 54. Pedro Sánchez recibía en el área pequeña y marcaba el 2-0. Aprovechaba un error del zaguero que debería haber cubierto mejor su posición para conseguir el gol. El segundo tiempo había comenzado con lluvia, granizo, agua por doquier en Riazor pero el trueno lo ponía el atacante del Depor sentenciando el choque.
Dominio global
Cumplida la hora de partido el Deportivo mantenía a raya a su rival, su dominio en el global del choque y una ventaja en el electrónico que le daba tranquilidad para conseguir el triunfo final.
Ante este panorama realizó a la vez sus tres cambios el Reus. Se marchaba Guerrero, entraba Herrera; se iba Pereira, accedía Planas; y abandona el campo Carbiá dando entrada a Carbonell. El equipo catalán cambia el sistema, a 1-4-4-2 en lugar de un 1-5-3-2.
En la última media hora se vio al mejor Reus, pero ya era tarde. De hecho podría haber encajado el 3-0 en el 72, pero el palo se encargaba de repeler un cabezazo picado de Carlos Fernández. Tres minutos después se equivoca el colegiado, Trujillo Fernández, en una falta que señalaba a Carlos Fernández por una carga legal en el área. El fondo de la grada de maratón expresaba su enfado, ya no por la jugada puntual, sino por los últimos arbitrajes ‘sufridos’ hasta la fecha.
El Reus fue mejor que el Depor en los cinco últimos minutos del tiempo reglamentario. Valiente. Y gozó de varias ocasiones, pero con todo demasiado decidido. Además, en ese momento en el que los catalanes ponían cerco a la meta, apareció el portero deportivista. En el minuto 85 hacía un paradón, que repetía casi segundos después, y a punto de cumplir el tiempo reglamentario, volvía a impedir que el cuadro tarraconense acortara distancias en el marcador.
No hubo tiempo más que para el aplauso al equipo, a Juan Domínguez, siempre ‘dos nosos’ y a los propios aficionados, que ayer superaron los 15.000 en las gradas. Una afición que, como su equipo, se está acostumbrando a transitar por la zona noble de la tabla por méritos propios. Riazor firma otra tarde como la de ayer.