Pablo Machín aseguró en su presentación como entrenador del Sevilla para las próximas dos campañas, que sabe “perfectamente” a dónde llega, “un gran club” en el que “la exigencia es altísima desde el primer momento”, y que lo hace “responsabilizado” y con el deseo de hacer “un año histórico”.
Junto al presidente sevillista, José Castro, y a su director de fútbol, Joaquín Caparrós, que dirigió las cuatro últimas jornadas al equipo y ahora su gran valedor, Machín se mostró “superilusionado y también responsabilizado”, así como “halagado” por que se fijaran en él y la confianza que le transmitieron, con lo que “fue muy fácil”.
Oportunidad única
“Sé dónde vengo, estoy deseando empaparme de sevillismo y con la ilusión de que ojalá hagamos una temporada histórica”, afirmó el soriano, que se ve “totalmente preparado” para este reto porque “las oportunidades tienen que llegar alguna vez en la vida” y porque, pese a su juventud (43 años), sus “hechos marcan” su “experiencia”. Tras admitir que, “por acierto o por suerte”, hasta hoy le ha ido “francamente bien” en sus etapas en el Numancia y, sobre todo, en el Girona, al que en poco más de cuatro años pasó de salvarlo de bajar a Segunda B a dejarlo en Primera, dijo tener “muy claro” que llega a “un gran club” y que, por ende, cuenta con “una gran plantilla”. Machín, que llega con el preparador físico Jordi Balcells y que integrará a “gente de la casa” en un cuerpo técnico aún por definir, indicó que ahora trabajarán con la estructura que dirige Caparrós para ver la situación de sus nuevos jugadores y los posibles cambios, pero “las buenas plantillas dan más facilidad para hacer un buen equipo y que todo el mundo sepa a lo que jugamos”.
Los valores del club
Consideró importante tener a gente capaz de “transmitir los valores de un club” y también contar con el “talento que hay en la cantera”, y resaltó que su “idea es ganar” basándose en el equipo y en que “todo el mundo se pueda sentir orgulloso” de que éste “siempre en el partido, luche, pelee y se deje todo en el campo”.
“Más importante que los sistemas son las esencias, lo que se quiere transmitir y cómo se lleva a efecto ese modelo de juego, y aunque tengo muy claro lo que quiero, no soy de obcecarme en jugar de una misma manera y estoy abierto a cambiar, porque mi objetivo va a ser sacarle el máximo rendimiento a la plantilla, ganar y que el sevillismo se sienta orgulloso de su equipo”, aseveró.
Sobre si adaptará su sistema al plantel, dijo que su función es “poner a los mejores y buscar las alternativas para que puedan brillar”, y con él “los buenos jugadores, si se lo merecen, van a jugar”, y reconoció que le gustan los franceses Clément Lenglet y Steven Nzonzi, que a priori suenan como posibles salidas.