La final de la Liga Europa que se disputará esta noche, en Bakú (Azerbaiyán), entre Chelsea y Arsenal servirá para que uno de los dos clubes londinenses dé su temporada como buena y el otro solo como aceptable, estando previamente marcado el partido por la ausencia de Henrik Mkhitaryan por motivos políticos y de seguridad.
El que más presión tiene para hacerse con este título europeo es el Arsenal que dirige el español Unai Emery, que además se juega la clasificación a la Liga de Campeones del año que viene, un privilegio que ya logró el Chelsea a través de la Premier League.
Los de Unai Emery no cumplieron con el objetivo del inicio de temporada de terminar entre los cuatro primeros en la liga inglesa y ahora se lo jugarán todo a una carta, la más complicada, porque supone la obligación de levantar un trofeo.
Con ambos equipos ingleses en la final, todo lo que rodea a Bakú está cargado de polémica. Desde el lío con las entradas, con la UEFA entregando 6.000 a cada equipo en un estadio con capacidad para 68.000, hasta la ausencia de Mkhitaryan por motivos políticos y de seguridad.
El atacante armenio será la gran baja de un partido que ha puesto en duda el criterio del organismo europeo para elegir las sedes, ya que Mkhitaryan no estará en Bakú por las relaciones inexistentes entre su país y Azerbaiyán.
Ausencias
Mkhitaryan se unirá a los ausentes Aaron Ramsey, Héctor Bellerín, Rob Holding, Danny Welbeck y Denis Suárez, todos lesionados.
Por parte del Chelsea, parece que N’Golo Kanté, que se perdió los últimos encuentros de los ‘Blues’ por una lesión, estará disponible, mientras que Ruben Loftus-Cheek, Antonio Rudiger y Callum Hudson-Odoi serán baja por problemas físicos.