La maldición eterna
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17º-23º

La maldición eterna

La maldición eterna
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Tenía que ser el Oviedo el equipo que cortase la racha existosa del Basquet Coruña. Lo hizo siendo menos irregular que una ‘marea naranja’ muy irregular, en un partido en que el trío arbitral soliviantó a la afición local, que en varias ocasiones durante el juego y al final del partido cantó el tradicional “¡Fuera, Fuera!”.

Arbitraje infame (sobre todo tras el descanso) al margen, lo cierto es que el cuadro astur mereció su octava victoria en nueve visitas –en Oro– a Riazor. Una maldición que se extiende también a Pumarín, donde el BC solo ha ganado una vez en ocho comparencias.

El primer cuarto amenazó con un duelo tan rácano en puntos como el del pasado miércoles en Marín. Un 0-6 dio  al Oviedo una iniciativa que mantendría hasta el final de estos diez minutos (13-18).

Dos debilidades
Un 11-5 de salida en el segundo revivió a un Coruña que, sin embargo, no fue capaz de abrir brecha, especialmente por la falta de puntería desde el arco (1 de 8) y el escaso aprovechamiento de los 9 rebotes que capturó en aro rival.

A la vuelta de vestuarios empezó otro show. Una antideportiva de risa señalada a Blackwell desquició a la grada, a Djuran –fue expulsado por protestar– y al propio trío arbitral, que señaló las faltas que había, las que no había e incluso alguna que podría haber existido. En total fueron 15 en 10 minutos, cinco menos que en toda la primera parte. 

Pese a todo, el partido no se rompió. Después de dos empates y 10 cambios de mando en el marcador, el tirón final del Oviedo (2-6) mandó el duelo al desenlace con 56-59.

El triple inicial de Xavier fue el último acercamiento de los pupilos de Sergio García, que con 60-65 recibió una técnica por protestar. A continuación, un 2+1 de Arteaga, un triple de Olafsson y un tiro libre de Llorente elevaron al marcador la primera renta de dos dígitos (62-72), a la que Reyes añadió otro dos puntos (62-74) con un mate tras robar el balón en un saque de banda.

Restaban cuatro minutos y medio y el BC rozaba la lona. Se levantó con un parcial de 7-0, culminado con un triple de Kamba a 109 segundos del final. Y entonces llegó la jugada que marcaría el desenlace. Smith robó el balón, se fue hacia la canasta rival como un rayo pero lo perdió por no tener claro qué hacer con él. En la siguente jugada anotó Coggins. Del 73-75 se pasó al 71-77. 

Un triple de Xavier provocó los últimos aplausos de la parrroquia local. Nuutinen anotó otro y medio minuto –de juego– más tarde, la grada hizo temblar el Palacio al grito de “¡Fuera, Fuera!” por un arbitraje muy malo, sí, pero para nada decisivo.

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