Walter Tavares y Jaycee Carroll, dos exjugadores del Gran Canaria, fueron los principales artífices del triunfo ante el conjunto insular con el que el Real Madrid se anota el primer punto de la semifinal.
El Madrid cumplió con el papel de favorito, aunque tardó en ponerse en situación, mientras que el equipo canario comenzó bien pero sufrió el tremendo desgaste de los últimos días.
Una mala puesta en escena blanca, con ausencia casi total de rebotes y una defensa permisiva, catapultó al Granca en el marcador (4-16). La entrada en pista de Llull, Tavares y Rudy consiguió, poco a poco, ir frenando la sangría (14-22).
Carroll fue el primero que abrió la espita de los triples, con dos consecutivos en el inicio del segundo acto, para que el equipo insular sintiera ya el aliento en el cogote (25-26). En el minuto 15 llegó la primera ventaja local (31-30). A partir de aquí llegó otro parcial demoledor de 10-0. La situación se volvió como un calcetín. El Madrid defendió, reboteó, movió el balón en ataque y dominó el juego con solvencia. Con Tavares sembrando el pánico, como es habitual.
El inicio del tercer cuarto no fue mucho mejor para los canarios con un 7-0 en el primero minuto y medio. En 16 minutos el Madrid pasó de perder por 12 puntos (4-16) a ganar por 17 (49-32). Con el equopo blanco alcanzando la velocidad de crucero, el Granca comenzó a tirar de orgullo ante la falta de fuerzas por el esfuerzo realizado los últimos días.
Juego fluido
El juego del campeón de Europa comenzó a fluir con naturalidad e independientemente del resultado en cada momento, estuvo claro que el partido se decantó por completo. Al final del tercer cuarto (62-49).
El equipo de Luis Casimiro se puso a 10 puntos (64-54), ante la inacción blanca, pero el regreso de Tavares cortó de raíz cualquier intento de sublevación en el luminoso.
Con Carroll y Rudy de nuevo en pista, además del trabajo habitual del capitán Felipe Reyes, el Madrid se dirigió sin sobresaltos hasta el 88-70 final para conseguir el 1-0 en la eliminatoria. Mañana, más.