El silencio de los corderos
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El silencio de los corderos


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No importa cuando escarbe uno en los entresijos y corruptelas que rodean al Fuenlabrada y en el que están vueltos Javier Tebas padre e hijo, parece que solo se vislumbra la punta del iceberg. Tampoco parece resaltable que se filtren audios del presidente de la patronal demostrando administración desleal y trato de favor con el club madrileño, ni importa informativamente en Madrid (como sí lo hizo el ‘audio paripé’ de Bergantiños) porque no pone ni colorados al resto de clubes.

El silencio de los corderos, bien quietos y cumpliendo ante el pastor del rebaño, con el miedo de ser el señalado, la siguiente oveja negra o descarriada. El Deportivo hace tiempo que decidió dejar de jugar al juego de Tebas y así le ha ido. La Liga, antes de que el CSD fuese juez y parte, recordó a la entidad gubernamental el dinero que aporta al deporte. Migajas teniendo en cuenta lo que se embolsa el fútbol, pero dinero al fin y al cabo, y en tiempos en los que el Ministerio de Deporte se financia con capital privado, no estaba el CSD para rechazar nada.

 LaLiga Sports, con un canal propio donde emite eventos deportivos más allá del balompié, como la Leb Oro, aunque ni mucho menos todos los partidos, y que abraza a otros deportes bajo su manto protector. 200 millones acordó en abril la patronal en dar al deporte y el CSD no podía ni debía enfadar al que suelta la pasta.

 Y así lo hizo, decidió lo que sabía que iba a dejar contento a Tebas, sin ruborizarse después de haber enviado una carta el pasado 22 de julio reconociendo incumplimento del protocolo y que el viaje a A Coruña fue un error.  Papel mojado.

 A la hora de la verdad solo hizo falta una carta de LaLiga tirándole los trastos al CSD, un mes de artículos de desprestigio en medios afines a Tebas. La solución política ha supuesto que hoy, en principio, se sortee el calendario de Primera y Segunda, sin Deportivo ni Numancia, y con el único infractor, el Fuenlabrada, dispuesto a dar el salto este año al ascenso, que se le quedó a un gol, en el 95, señalado por el malvado VAR de Madrid.

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