Alguien tenía que decirlo y fue Dani Giménez. Puede que cayesen duras como una losa sus declaraciones, pero no le faltó razón. Uno de los capitanes del curso pasado, y posiblemente también del venidero, no se dejó nada en el tintero.
“Te pones a analizar, lo teníamos ahí, pero no lo merecimos, no fuimos mejores que ellos (que el Mallorca), no fuimos sólidos para afrontar una Primera División, que es otro ritmo y otro fútbol”, reconocía en sala de prensa este fin de semana.
Sin paños calientes, sin sutilezas, la cruda realidad. Habló también de que el Depor tiene que ser un equipo valiente, que vaya a por los partidos, que proponga (algo que no hizo en sendos choques de vuelta, aunque en Málaga lograse pasar), y que sea un bloque. Y es que para él, muchas veces el Depor se quedaba a la expectativa, esperando que las individualidades (Quique, Carlos, Fede…) salvasen los muebles.
Se agradece la sinceridad del arquero gallego, al que la veteranía, los años y la buena temporada del curso anterior le avalan como al que más. El que ha decidido que dar un paso adelante es quedarse en el club, que valora algo más que el hecho de ganar más dinero en Primera y que entiende a los que se van buscando oportunidades en la élite.
El Depor, como admitió él, dijo adiós a los mejores de la plantilla, no hay más que ver cuántos de los titulares ya han abandonado las filas blanquiazules, pero llegan ahora nuevas piezas para el puzle, con ilusión y ganas.
Aire fresco para abrir las ventanas y dejar que salga todo lo malo que fue el curso pasado. Una nueva revolución para un Deportivo obligado a reinventarse por las estrecheces de su economía y que tiene que empezar a mirar para Abegondo a la hora de confeccionar su plantel esta campaña.
Muchos fabrilistas están ahora con el primer equipo a las órdenes de Anquela, pero lo importante es ver cuántos quedarán al final (si es que finalmente se confecciona una plantilla como desveló Paco Zas de alrededor de 20-21 fichas para dejar huecos libres para los canteranos).
Mientras tanto, algunos aún digerimos la rueda de prensa de Dani, certera, dura, llena de autocrítica, pero tremendamente reveladora de una realidad a la que tenemos ya que acostumbrarnos, y a un pasado que ya forma parte de la memoria del Deportivo, donde tragedia y gesta no han dejado nunca jamás de entremezclarse en su centenaria historia.
