E l Deportivo dio ligeros síntomas de mejoría ante el Racing de Santander, sobre todo en la segunda parte, después de unos primeros cuarenta y cinco minutos para olvidar. Parece que los blanquiazules necesitan ir por detrás en el marcador para ponerse el traje de faena.
En la segunda se vieron mimbres de lo que debe ser un equipo y el juego combinativo que en tantas jornadas ha brillado por su ausencia, evidenciando la incapacidad del Deportivo para hilvanar jugadas.
El cuadro blanquiazul inició su enésima reconstrucción de la mano de Luis César. Ya lleva unas cuantas. La primera, en pretemporada, con el cambio radical de prácticamente toda la plantilla, la salida de pesos pesados del vestuario y la llegada de un nuevo técnico, Juan Antonio Anquela. Muchos de los futbolistas con los que inició la precampaña estaban embarcados en otros equipos en la jornada uno o la abandonaron en las sucesivas.
La siguiente reconstrucción, tras el cierre de mercado, con la llegada el último día de cinco fichajes y el necesario acoplamiento de las nuevas incorporaciones, muchas de las cuáles ya jugaron el siguiente partido. Tras el cese de Anquela y la contratación de Luis César, el Depor tuvo que hacer un nuevo reseteo, algo así como una pretemporada express con el nuevo técnico.
Con tiempo y trabajo aún por delante, el arousano trata de dar con el mal del enfermo para atajarlo y conseguir que el equipo se vaya alejando de la zona baja de la tabla, de la que actualmente es colista. Lo importante ahora, que el preparador está construyendo, es dejarle trabajar. El Deportivo necesita tiempo y paciencia para salir del lío en el que se ha metido y tomar decisiones precipitadas sobre el cuerpo técnico es algo que, vistos los antecedentes, no suele dar buenos resultados.
