Crecer en la adversidad
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17º-23º

Crecer en la adversidad


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A ntes del encuentro ante Australia en la charla previa el técnico Sergio Scariolo dio instrucciones, un par de ellas, precisas, sin andarse con florituras ni rodeos. En tiempos de verbo grueso, aspavientos y clickbait, el seleccionador nacional tiró de mesura y saber estar, denostadas señas de identidad en una época en la que parece que si el entrenador no se pone como un basilisco ni siente ni padece.

Habló de ayudar al compañero, de entender su fallo y de comprenderlo, de apoyo, de unión, de colectivo y de ser conscientes de que llegarían momentos complicados en el partido en los que habría que sufrir, algo que puso en valor que posee esta selección.

Y no puedo estar más de acuerdo. Si de algo es capaz España de baloncesto y así lo ha demostrado durante este campeonato es de saber sufrir. Es capaz de remar en la adversidad sin desesperarse. Incluso parece sentirse cómoda yendo a contracorriente. Puede que no fuese la favorita, o que hubiese importantes bajas, pero no hay conjunto que compita a este nivel hoy en día. Esa competitividad que tienen que tener los equipos y a que España le viene de serie.

Increíble la gesta lograda, en un partido en el que rápidamente la selección puso la directa, sin dar opción a la especulación argentina. Fortalecida por el partido ante Australia, España disfrutó y se gustó con el regalo de una final merecida, aunque como siempre hubiese quien no apostase con ella. Pero ahí están los Marc, Ricky, Rudy y compañía para recordar que la ambición es algo innegociable en este grupo y no importa quién venga, todos suman, todos aportan.

Un equipo que mira ya a Tokio, última estación seguro para algunos de sus estandartes y que tendría que poner en valor al jugador español, muchas veces denostado en competiciones LEB. Se sigue apostando por el interior extranjero, los jugadores americanos marcan la diferencia pero, sin quitarle valor al jugador foráneo, quizá mirando para casa encontraremos diamantes en bruto que solo necesitan tiempo, paciencia y trabajo.

Quizá la clave del éxito de este talento sea justamente esa adversidad en la que crece el jugador español, muchas veces sin oportunidades aquí y que las encuentra fuera. 

También aplicado al entrenador, más valorado fuera que en territorio propio. Mención aparte para Scariolo, que después del anillo logrado como técnico ayudante consigue un Mundial. 

Un hito en los banquillos para un entrenador que huye de estridencias y que a base de trabajo y silencio ha cimentado, junto al resto de su staff técnico, las bases de un éxito que ahora celebramos y que siempre recordaremos.

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