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Un juego milenario, cuya autoría se sitúa tanto en Asia como en la antigua Persia, algunos dicen que data del s.III a.C. 64 casillas, 32 piezas y una verdadera batalla entre blancas y negras. El ajedrez, asignatura en algunos colegios de Estados Unidos, sigue siendo en España más una actividad extraescolar, a pesar de haberse aprobado hace dos años por unanimidad la proposición no de ley que el PSOE había presentado en la Comisión de Educación y Deporte del Congreso para que se implantase en las escuelas.

Hay muchos aspectos positivos y didácticos que ponen en valor la práctica del ajedrez. Descubierto para el gran público gracias a Grandes Maestros de talla mundial como Bobby Fischer o los más recientes Karpov o Kasparov y su célebre enfrentamiento contra Deep Blue, sus beneficios en los niños están probados y lejos de toda duda.

1. Ayuda a desarrollar la inteligencia: Los alumnos que lo practican mejoran sus resultados académicos, contribuye al perfeccionamiento de la creatividad, la solución de problemas, la memoria y la concentración.

2. Otras destrezas: La capacidad de concentración y de análisis antes de hacer una jugada, cuyos resultados pueden ser irrevocables.

3. En edades tempranas: Un niño de tres años ya puede aprender ajedrez, algo que influirá en su capacidad de reflexión y paciencia.

4. La mejor prevención: Su práctica habitual previene el envejecimiento cerebral y ayuda a retrasar o prevenir enfermedades como el Alzheimer.

5. Aprender jugando: Es un juego y como tal su aprendizaje es algo lúdico, lo que favorece su implantación y su gusto por parte de los más pequeños.

6. No hay dos iguales: No hay dos partidas idénticas, cada posición tiene miles de posibilidades, hay que escoger cada movimiento entre cientos existentes.

Ajedrez y matemáticas (caballo de batalla para muchos estudiantes) se dan la mano en este juego milenario y ayudan en habilidades tales como el pensamiento lógico, la capacidad de reacción, de anticipación a los movimientos del oponente, el autocontrol…

Es algo más que un juego, es un arte con idioma propio, una batalla que se desarrolla en 64 casillas, un juego en el que se respeta al rival por encima de todo, pero en el que se planta cara con todas las armas posibles. Una guerra también contra uno mismo, manteniendo la calma en los momentos complicados, siendo capaz de no dar pistas al rival de nuestro estado, calmando los nervios, controlando el tiempo (las partidas no son finitas, hay un reloj donde se va consumiendo los minutos para ejecutar un movimiento).

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