Los buitres surgen de la nada
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Los buitres surgen de la nada


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Una de las leyes no escritas del fútbol es: “si soy entrenador en paro, me dejaré ver en las gradas de los campos de fútbol solo cuando al equipo en cuestión le vaya mal”. Aunque parece una locura pensar en un fracaso en solo ocho jornadas, los hay que, por si acaso, ya enseñan la patita.

¿Si no asoman la cabeza no les van a llamar? ¿Las directivas fichan entrenadores porque los ven en los partidos de su equipo o fichan porque les convence su idea de juego, su forma de trabajar, su capacidad de liderazgo...? Este tipo de ‘profesionales’ que surgen de la nada y que incluso se atreven a dejar el recado al presidente o al director deportivo de turno deberían ponerse un segundo en la piel del ‘compañero’ que está en puestos de descenso o que está lejos del ‘playoff’. En Primera y en Segunda División optan por la vía mediática: se ofrecen a medios de comunicación y ejercen de comentaristas de partidos o de analistas en programas de radio/televisión. En Tercera y Preferente también los hay que están en las radios, pero no da para tantos.

Por cierto, estos buitres no suelen ser entrenadores futboleros, de esos que cuando tienen equipo se empapan de todo el fútbol posible. No son, por ejemplo, como Óscar Gilsanz  (es de una pasta diferente a estos interesados) cuando entrenaba al Villalbés, que un sábado por la tarde estaba en Cangas, un domingo por la mañana en Grela 1 y después se iba para A Magdalena sin comer. Los buitres van al fútbol solo cuando les interesa, cuando puede haber un despido o una dimisión.

Que me parezca mal no quiere decir que esté mal hecho pero, si fuese director deportivo de Tercera División, desconfiaría del entrenador que solo viene a ver a mi equipo cuando la situación es negativa. Afortunada o desgraciadamente los hay que piensan todo lo contrario y los buitres se hacen con equipos a mitad de temporada.

Los buitres surgen de la nada

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