Brais Abelenda se ha hecho futbolista a fuego lento. Poco queda de aquel extremo que en O Roxo jugaba dos partidos suplente y uno titular, que era más un revulsivo que una pieza de 90 minutos. En el Racing tampoco terminó de explotar, pero confirmó que quería dedicarse al fútbol. Se adaptó a jugar en la izquierda, de delantero y hasta de lateral derecho varios partidos. El Abelenda de hoy en día es un delantero completísimo, un auténtico referente en el mejor equipo de Tercera División.
La primera vez que le vi en directo fue en O Roxo, en un partido contra el Pontevedra en enero de 2015. Su entrada al campo había sido peculiar. En el 35 de la primera parte sustituyó a Uxío. Era un delantero de potencia, vertical, realmente interesante. Llegó a Cerceda en el mercado de invierno y no consiguió ser titular indiscutible
Volvió al Racing para jugar en el Mugardos de Tercera y, con el primer equipo, disputó unos minutos contra el Cádiz en partido de fase de ascenso a Segunda A. Las dos siguientes temporadas fueron de más aprendizaje todavía: dos años en Segunda B en el Racing. Jugó de extremo, de delantero y de lateral derecho, donde se asentó varias jornadas. Maduró, demostró que quería ser futbolista dejando a un lado los egos que pueden tener jóvenes como él.
No le importó dar un paso atrás (en cuanto a categoría) y fichó por el Compostela. Probablemente Yago Iglesias le ha dotado de unos conocimientos asociativos en el juego que lo han hecho más completo si cabe: la misma potencia, la verticalidad, el desborde y el gol al servicio del equipo. Sus 13 goles en 21 partidos sin actuar de delantero centro no son una casualidad. Ser una de las figuras más diferenciales de la Selección Gallega, tampoco. Ahora sí, a Brais Abelenda se le hace pequeña la Tercera División.
