El potencial del Polvorín
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El potencial del Polvorín


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Es el filial de un club de Segunda División. El Polvorín es un equipazo. Tiene calidad individual y colectiva, tiene velocidad, tiene contundencia y tiene gol. Pudo sonar a sorpresa la derrota (2-0) del Compostela en el Anxo Carro, pero más sorprendente era la posición en la clasificación del Lugo B hace un mes: mucho más cerca de los puestos de descenso directo que de la zona de privilegio.

Cada vez que pisan el Anxo Carro, los futbolistas del filial del Lugo se transforman. La pasada temporada le metieron un 5-1 al Bergantiños, que acabó siendo subcampeón de Tercera División, y el pasado domingo ganaron (2-0) al Compostela, líder que llevaba casi cinco meses sin perder un partido. Lo del Polvorín no es casualidad. José Durán ya no tiene a jugadores como Antón Escobar (cedido en el Coruxo de Segunda B) o Fernando Cuadrado (esta temporada juega en el Villalbés), pero mantiene una base interesante: figuras como Rayco, segundo máximo goleador de la liga, como Manu Núñez y Álex Rey, que forman una de las mejores parejas de interiores de la liga, o incluso Varo, un lateral derecho que ha sido titular en 24 de 25 partidos de liga.

Como filial, al Polvorín no le falta calidad individual, cuenta con jugadores que están a las puertas del fútbol profesional pero, además, es un conjunto que funciona bien a nivel colectivo. Si el Lugo B tiene el día, es un equipo serio, contundente, rápido, con pegada, con una gran presión tras pérdida que asfixia a sus rivales y un ritmo altísimo.

La victoria contra el Compostela puede entenderse como una sorpresa, como un ejemplo de equipo con potencial que compite de tú a tú contra el líder o, viéndolo con perspectiva, como una decepción por no ser más regular y estar más arriba. 

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