Qué difícil es mantener el nivel competitivo y de resultados de la primera temporada en una categoría. Lo está viviendo en sus carnes el Paiosaco, una de las grandes revelaciones del pasado curso en el grupo 1 de Tercera y colista en la actualidad. Lo que le pasó al conjunto verdiblanco lo están experimentando el Estradense y, sobre todo, el Arzúa que, lejos de estar luchando por la permanencia, ha alcanzado el quinto puesto de la clasificación el pasado domingo.
El efecto sorpresa del Paiosaco fue total la pasada temporada. Por eso dio más de un susto a equipos poderosísimos como el Racing de Ferrol, que terminó siendo campeón y ascendiendo a Segunda B. En primer lugar, el Paiosaco sorprendía geográficamente: no era fácil de situar ese pueblo tan pequeño en el mapa de la provincia. El segundo punto y, probablemente, más importante fue el de la afición. Pocos se imaginarían que un núcleo de población de menos de 1.000 habitantes podría reunir 500 espectadores en cada partido de A Porta Santa y más de 100 en los encuentros como visitante. El tercer aspecto que sorprendía del Paiosaco era su estilo de juego. Juan Riveiro y sus futbolistas tenían perfectamente dominado el 1-5-3-2 al que muchos rivales no supieron cómo echar mano la pasada temporada.
Esta campaña, los equipos que visitan A Porta Santa saben qué tipo de ambiente se pueden encontrar y, fundamentalmente, tienen conocimientos de las propuestas de juego que puede manejar Juan Riveiro. El factor sorpresa que la pasada temporada pudo decantar partidos a favor del conjunto verdiblanco y que dio puntos con los que acabar consiguiendo la permanencia no existe este año.
El Paiosaco tiene que ingeniárselas de otra manera para conseguir la segunda salvación en una liga en la que ya no sorprende.
