Cuando quedan once jornadas, 33 puntos en juego, quién más, quién menos se juega algo. Los dos primeros pelean por el título y se dejan puntos, los que luchan por entrar en la zona de fase de ascenso aprietan los dientes, los de la zona templada no quieren que se caliente el asunto y los que están en el pozo tratan de salir a flote de la manera que sea.
Solo así se explican los dos pinchazos consecutivos de Compostela y Ourense Club de Fútbol, dos equipos que rozaban la fiabilidad prácticamente absoluta. El líder sufrió lo que no había sufrido en todo el campeonato: dos derrotas consecutivas. El segundo tuvo dos oportunidades de asaltar el trono de la categoría pero falló en As Pontes con un empate y, más sorprendente todavía, en O Couto contra el Silva. Los rivales fueron dos conjuntos que luchan por la permanencia y que tienen argumentos para complicar a cualquiera, más todavía cuando hay tanto en juego.
En la zona de descenso tampoco se dan por vencidos el Pontellas y el Paiosaco, dos equipos que, por puntuación (están a 12 y a 15 de la permanencia), bien habían podido tirar la toalla. Eso sí, la suerte no les acompaña. Los de O Porriño ganaban por 2-1 en el 95 y el partido terminó el empate. Los verdiblancos también tenían ventaja en el añadido en el campo del Arosa y solo pudieron llevarse un punto.
La calidad y el nivel de esta liga la hacen más los entrenadores que los jugadores. Solo así es posible que equipos con presupuestos tan dispares manifiesten tanta igualdad en los partidos a pesar de que, a la larga, cada uno terminará donde su nivel indica. El ejemplo perfecto es el Paiosaco, que mereció puntuar en Abegodo, que estuvo a punto de llevarse los tres puntos de Vilagarcía y solo sumó uno de seis.
