Un clavo ardiendo
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Un clavo ardiendo


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Es lo que nos queda, agarrarse a un clavo ardiendo para seguir creyendo en el objetivo de la salvación. El pasado sábado vivimos otro episodio de querer y no poder. Estamos en un punto donde cualquier movimiento de entrega se asume como un paso adelante en el ciclo competitivo.

No soy de los que ponen en duda que el plantel deportivista no ofrezca lo mejor de sí para salir de la situación en la que se encuentra el equipo, el problema es que con lo que hay es muy difícil hacerlo, pero como decía un logo publicitario: “nothing is impossible”.

Dejando al margen las llamadas a la ruptura total, no entiendo con qué fin, observo que la afición blanquiazul es consciente de lo que puede llegar a pasar y sigue dispuesta a arrimar el hombro bajo el más mínimo llamamiento de cordura.

La semana pasada les ofrecía un titular: “Junta de salvación”. Lo hacía con el ánimo de incentivar movimientos desde la cúpula. Pero veo que mi ofrecimiento resultó infructuoso.

Desgraciadamente el actual presidente de “todos” los deportivistas no escribió ni un solo renglón emocional. Debe saber, por si alguien no se lo dice desde dentro, que no llega con mantener el sufrimiento en el entorno de la almohada. Es necesario liderazgo, tirar del carro, para que el colectivo le pueda seguir en una línea de actuación.

Tengo que reconocer que la política del silencio no va conmigo. Acepto que muchas veces se debe actuar sin ruidos para poder mover “fichas”, pero cuando se trata de ofrecer credibilidad, se debe salir a la palestra con todas las armas posibles.

Se lo trasladé al Sr. Fernández y se lo traslado ahora al Sr. Zas, es imprescindible y muy urgente posicionarle al entorno un llamamiento serio de unidad y fortaleza. Es posible que el próximo proceso asambleario se pueda resolver vía recuento frio de las acciones de unos y de otros, dando un fácil ganador. Pero nunca se debe llegar a ella con el temor de una fractura social y que todo acabe como el “rosario de la Aurora”.

El Club está en el límite y hay que generar grandes dosis de serenidad para que sobre el césped se pueda solventar la encrucijada por la que se está pasando.

Presidente mueva ficha. Escondido en la trinchera no le ayuda. No tengo el placer de conocerlo, pero me trasladan que, aunque no es un hombre de muchas palabras, es un “buen tipo”. Saque fuerzas de flaqueza y anímese a cambiar el rumbo anímico de toda esta singladura que está viviendo.

Cambio de tercio y finalizo con un último y reiterado apunte. Por cuestiones personales debo vivir el día a día de las instalaciones deportivas de A Torre. Nuevamente insisto en trasladar que no están a la altura de la ciudad de A Coruña. 

Exculpo al personal propio ya que ejercen su función de la mejor forma,  pero es urgentísimo dar un lavado de cara a unas obsoletas construcciones, rozan el tercermundismo deportivo. Estas jornadas de temporales que estamos viviendo, representan un auténtico calvario para el ser humano que ose pasarse por allí. Lo malo de todo es que el concejal lo sabe y no pasa nada. ¡Una vergüenza!.

Como siempre un placer.

Un clavo ardiendo

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