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Nada más acabar el partido ante el Santander, mi buen amigo Fernández Sobrino me decía: “¡¡…O meu can cazou unha mosca!!”. Y efectivamente hay que sacar lo positivo del punto logrado en tierras Cántabras. No es la panacea, pero sí un brote de oxigeno que permite respirar, aunque solo sea anímicamente.

A estas alturas y tal como se ha puesto la situación, reprochar actuaciones no conduce a casi nada. Se necesitan resultados para salir cuanto antes del pozo deportivo.

Entiendo que por lo visto en la segunda parte, Luis Cesar comienza a transmitir energía, pero todo este proceso de mejora debe ratificarse en cada jornada. Fuenlabrada resulta ser una buena plaza para asentar carácter y generar nuevas ilusiones. 

Paralelamente me sigue preocupando el interés que existe en confundir los procesos. En estos momentos donde las aguas deportivas bajan turbias, algunos aprovechan para salir a flote.

Que quieren que les diga, pero el comunicado que sacó la Federación no me pareció de lo más apropiado. Tienen toda su capacidad y derecho, pero no sé a dónde se quiere llegar.

Se acaba de sobrevolar una situación límite como entidad y donde cada ciudadano pudo demostrar su capacidad económica y de gestión en el apoyo al Club. Ahora se deben recurrir a unos protocolos legales que permiten, si les es posible, mover los “peones”. Todos tienen su oportunidad, pero aprovecharse de las circunstancias deportivas no resulta nada bueno. En definitiva, utilizar la táctica del: “quítate tú para ponerme yo”, no me gusta.

Cambio de tercio. Me adentro, nuevamente, en el mundo federativo futbolístico. El proceso que está siguiendo el Sr. Rubiales como presidente de la Federación Española de Fútbol me tiene altamente desconcertado.

Imagino que lo que pretende es apoderarse del pleno poder de lo que es el mundo del fútbol español en todas sus variantes. Primero se fue a por el profesional, después a por el femenino y ahora le toca al fútbol sala. Hace unos días Javier Lozano, presidente de la LNFS decía: “…ahora lo que hay es un apetito desmesurado por un producto que hemos creado y saneado. No me creo que sea él el que mueva todo esto, tiene que haber una segunda línea con muchos intereses”. Espero, “traduciendo” lo leído, que no queden muchos “muertos” por el camino y menos, el fútbol sala.

Finalizo. Viendo la evolución histórica del atletismo que esta semana se nos ofrecía bajo la supervisión de J.C. Tuñas, sólo me queda enarbolar los méritos que tenían aquellos “héroes” para practicar y potenciar el deporte rey. Mi recuerdo para mi tío Ángel, campeón de España de 4x400 en el entorno de los años 40. Aquello sí que era saber afrontar las dificultades.

Como siempre un placer.

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