Ya lo dice la historia… a Rey muerto, Rey puesto. Se acabó el rombo, el triángulo, la paciencia y también, por no decirlo, la ilusión. Saben, pues se lo vengo trasladando jornada tras jornada, que esta historia no tenía visos de solucionarse. Era una caída en picado, que se estaba camuflando a través de una corriente manipuladora de vender humo. Un cuento chino… Lo que no entiendo muy bien es la falta de visión que tiene el actual presidente blanquiazul para afrontar las crisis deportivas. Hombre curtido en la base deportiva, eficaz gestor económico, que en las situaciones comprometidas deja pasar el tiempo, basándose en una película de delegación de funciones, lo que viene provocando que las situaciones alcancen otra dimensión, normalmente negativas.
Un tema reiterativo que parece que no logra enderezar. Su política no funciona, es más necesaria que nunca su presencia en el día a día. Como en los viejos tiempos se decía, un presidente es un presidente y aquí se echa mucho de menos que sea así.
Por cierto, llamativo movimiento en la TVG en el día de autos, cuando la crisis sobrevolaba, se llevan de protagonista a los estudios al amigo Lendoiro. Ejerciendo una clase teórica de histórica gestión deportiva. Y si no fuera poco, paralelamente, dice a quién situaría él de entrenador. Eso se llama meter el dedo en el ojo… de Tino. El expresidente vuelve a estar en el ‘candelabro’, como diría un exjefe mío.
Cambio de tercio. Ahora sale a colación que los clubs de categorías inferiores protestan por el ‘robo’ continuado de jugadores por parte de los llamados ‘grandes’. Dejándolos en algún caso sin opción para sacar los equipos adelante. Entiendo que hay tres variantes como analisis. La primera, es que los chicos escasean, sea por el índice de natalidad o porque la ‘play’ gana la partida. La segunda, es cuestión natural que los ‘seleccionados’ retomen el camino que entiendan más adecuado para su progresión y la tercera, viene dada, porque esta historia se ha convertido en un negocio. Hagan números y verán.
Finalizo. Mucho se habló de la liga cerrada de la baloncestistica ACB. El control empresarial de los que estaban y no querían perder su posición, decidió que había que aplicar unas normas, de ascenso, imposibles de hacerle frente, por lo que se convirtió en una odisea optar a jugar en la primera liga del país. Prácticamente una liga cerrada. Eso degeneró en que, a mitad de competición, desde el octavo puesto para abajo, el interés deportivo era mínimo. Espectadores y audiencia caían espectacularmente. Subsanado dicho embrollo, la lucha por no descender se ha vuelto de lo más interesante. A veces pasarse de rosca, trae esas consecuencias.
Como siempre un placer
